El Real Mallorca tiene un problema serio con Antonio Raíllo, un excelente jugador incapaz de medir las consecuencias de sus actos. Autoexpulsarse con dobles tarjetas es un lujo que ni él ni su club pueden permitirse. El cordobés, que se comió el descenso a los infiernos de la Segunda División B y contribuyó de manera fundamental a regresar al paraíso de la Primera División, intentó en varias ocasiones aprovechar alguna de las suculentas ofertas que recibió. El club las rechazó, supongo que le aumentó (merecidamente) la ficha y le dio galones de capitán general. Su respuesta ha sido impecable en el juego, pero muy mejorable en el aspecto extradeportivo. Por su bien y por el de su equipo ¡Antonio, espabila! y date cuenta de la importancia que tiene tu comportamiento en el juego de tu equipo y en sus resultados.
¡Antonio, espabila!
Palma18/02/24 22:03
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