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El Real Mallorca cumplió con nota en su visita a Mestalla, donde estuvo por encima de las expectativas teniendo en cuenta los condicionantes de la cuenta atrás hacia la final de la Copa del Rey. Tanto por el nivel de juego exhibido como por algunas actuaciones notables los bermellones superaron la prueba con un valioso punto que le permite minimizar el impacto del triunfo del Cádiz que aprieta la carrera por la salvación.

Era difícil abstraerse de lo que representa un partido como el del sábado en La Cartuja y todo, desde la alineación hasta el planteamiento pasando por los cambios, tenía una lectura en clave copera. Para casi todos nosotros menos para los hombres de Javier Aguirre, Mestalla era la escala previa para Sevilla, pero los bermellones supieron interpretar la importancia del duelo incluso mejor que un entorno que hace días que sólo tiene la cabeza en Sevilla.

El empate, por el fondo y las formas, permite a los bermellones encarar el partido más importante de su historia reciente con buenas sensaciones en general y con notas positivas en particular como el caso de Greif, que estuvo sobresaliente. El rendimiento de Copete o Morlanes también invita al optimismo e incluso los destellos de Radonjic ofrecen un repertorio que puede ayudar a jugar los diferentes minipartidos que aparecerán en un en encuentro por el título al que el Mallorca llega con un impulso positivo.