Sergi Darder abraza a Antonio Raíllo tras el gol que supuso el empate ante Las Palmas en el partido de ida.

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No parece el partido de esta tarde en Son Moix entre Mallorca y Las Palmas, (14:00 horas, Dzan) uno de esos encuentros para tener grabado en vídeo y recordarlo por más que pasen los años. La previsión no indica precisamente esto teniendo en consideración que se enfrentan dos de los peores equipos de la categoría en cuanto a números se refiere. Además, sus dos entrenadores, Javier Aguirre y García Pimienta, han entrado en esa fase de absoluta confusión donde no saben si ir o venir, donde han perdido el control férreo de la pizarra y lo que tenían tan claro a principio de Liga ahora es una hoja emborronada de titulares mezclados con suplentes, de sistemas que no funcionan y de improvisación absoluta. Podría decirse que es el partido del caos, el encuentro que arrancará con rayos y truenos y donde sobrevivirá quien mejor se adapte a convivir con la presión y la necesidad.

Sin embargo, a los aficionados del Mallorca ya les gustaría afrontar el encuentro como lo hace Las Palmas, con 37 puntos, a once del Cádiz que delimita el descenso y que por lo tanto le puede permitir seguir fallando como ha hecho hasta ahora. Porque el rival del once balear encadena diez partidos sin conocer la victoria contabilizando ocho derrotas y dos empates. Por estadística algún día tiene que ganar, pero la estadística en fútbol es un intangible absurdo porque también puede seguir perdiendo y perdiendo. Lo que está claro es que el once balear tiene que ganar y dar ese paso prácticamente definitivo hacia la salvación. De hecho, todo lo que hoy son dudas pueden cerrarse de golpe mañana mismo si el Mallorca hoy gana y el Cádiz pierde ante el Getafe. Ahí sí que la salvación será un hecho ya consumado y matemático y entonces Ortells podrá ya decir adiós a Aguirre o renovarle y empezar a preparar el proyecto del próximo curso.

Pero esto está por ver porque si Las Palmas no le gana a nadie al Mallorca le ocurre tres cuartos de lo mismo desde que tiene a tiro de piedra la permanencia. Bien por el vértigo que supone verse tan cerca del objetivo, pero a la vez tan cerca del precipicio o porque sencillamente se ha apoderado ya el hastío en la caseta y en el equipo, lo verdaderamente preocupante es que no hay manera de sellar de una vez por todas la salvación. Ante el Atlético se perdió una nueva bola de partido y hoy parece que es ese día donde todo el mundo está mentalizado en intentar hacer el trabajo bien hecho y dar por zanjado un curso que se ha hecho eterno. La final de la Copa del Rey fue un regalo, como en su día dijo Aguirre, pero el mexicano no ha sabido posteriormente gestionarlo y se ha echado encima el bajonazo posterior.

Ahora ni el entrenador parece tener claro qué hacer, cómo jugar, con qué futbolistas y qué mensaje dar al vestuario. Todo son dudas. Hoy unos, mañana otros, y todo a golpe de resultado, siempre dando la pelota al rival y guardando las espaldas para salir después a la desesperada, a golpe de corazón. Unas veces con Larin, otras sin él, unas con Abdón o con Sergi, casi siempre sin Morlanes que marca las diferencias en la sala de máquinas y así un partido tras otro hasta que esa confusión, como es lógico y normal, se ha metido de lleno en el equipo. Y lo ha hecho en el peor momento de la temporada que es cuando más claro de cabeza y de ideas hay que estar. Llega el Mallorca repleto de dudas y agradeciendo al destino que esta sea la temporada donde el descenso está más barato que nunca. Porque al Mallorca le han regalado la permanencia equipos como el propio Cádiz, el Almería y el Granada. En condiciones normales con 32 puntos sería carne de ocupar un puesto en el vagón de cola, pero gracias a que pudo armar un colchón mínimo, ha podido mantenerse ahí con la cabeza fuera del descenso.

Es imposible saber qué hará Aguirre ante el Cádiz. Salvo novedad todos los jugadores están a disposición del entrenador y ahora resta por ver si armará un equipo con todos atrás y buscando a Muriqi como único plan en su pizarra o apostará por alguna alternativa que le permita se dominador del juego con el balón. Aunque lo que no ha hecho toda la temporada difícilmente lo hará también en este trascendental partido.

Las Palmas llega al encuentro con las bajas de Sergi Cardona, Perrone y Sinkgraven. El resto de jugadores está a disposición de García Pimienta, otro de los técnicos que suena para el banquillo del Mallorca aunque su último tramo esta temporada da mucho que pensar si será más de lo mismo y es necesario recurrir a un entrenador con números mucho más sobresalientes. Se enfrenta hoy un equipo virtualmente salvado contra otro que busca confirmar la permanencia. Este último es el Mallorca. Hoy está prohibido perder. Así de sencillo. Así de claro. A ganar y a pasar página. Todo lo que no sea eso será una decepción a la altura de una temporada liguera absolutamente mediocre.