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Un presidente de un club de fútbol tiene que saber, sobre todo, de fútbol y también de futbolistas. Igual que un presidente de una marca de automóviles tiene que saber de coches y otro de una aerolínea tiene que saber de aviones. En esta fase del año se compran futbolistas y el presidente tiene la obligación de conocer si son buenos, regulares o malos y sobre todo si lo que se paga por ellos está fuera de mercado o se abona un precio acorde o desproporcionado. En los fichajes, como todo en la vida, se producen aciertos y errores, pero pagar 7,5 millones por Larin, o más de tres por Van der Heyden o lo que se pagó en su día por Hoppe no puede volver a suceder. El presidente no ficha, es cierto, pero debe vigilar muy de cerca a los que fichan y sobre todo tomar decisiones. Para esto es el presidente. Y las desiones más importantes en un club de fútbol se toman ahora. No sé hasta qué punto Kohlberg sabe de futbolistas, pero es imprescindibe que aprenda. Contestí ahí podría enseñarle mucho.