Robert Navarro y Samú Costa celebra uno de los goles anotados por Larin esta temporada. El canadiense está evolucionando bien este curso. | Carlos Gil-Roig

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Noche de lunes, noche de fútbol. Mallorca y Athletic Club se miden hoy (21:00 horas Movistar TV) en una cita de altura que reedita el enfrentamiento de la última final de Copa, pero en este caso en la Liga y con Europa en juego. Nada es definitivo, ni la derrota ni la victoria, pero lo cierto es que hay partidos que sirven para marcar tendencia y de ganar la victoria servirá para aumentar la fe en un Mallorca que tiene la autoestima por la nubes y la confianza intacta desde que arrancó el campeonato.

Porque el Mallorca de Arrasate tiene un concepto bastante claro del juego, es preciso cuando tiene que serlo, sólido en defensa y organizado en la zona ancha. Una masterclass de fútbol después de dos años de balonazos sin sentido. Este equipo puede ganar o perder, pero lo cierto es que transmite buenas sensaciones. Quiere el balón, quiere ser protagonista y busca la victoria identificándose desde los tres puntales clave para que un equipo pueda crecer: Seguridad ante su meta, imaginación para construir en la sala de máquinas y capacidad de persistir delante. Hay futbolistas que durante la temporada han ido creciendo partido a partido. Desde Mojica pasando por un incombustible Raíllo, con Maffeo intratable y Valjent insuperable.

A partir de ahí el equipo sigue dando pasos adelante con Robert Navarro ganando duelos y Darder asumiendo galones. Dani Rodríguez sigue rugiendo incluso más que el primer día y Samú Costa ya está en la agenda de los grandes. Delante Muriqi y Larin están siendo temibles para las defensas rivales.

¿Qué ha hecho Arrasate para cambiar tanto al equipo? Fundamentalmente darle credibilidad al juego, confianza a la idea y serenidad al vestuario.
El equipo se ha desquitado de todos sus complejos y ahora juega de tú a tú ante cualquier rival. El Athletic como el Mallorca viene a por todas porque cada punto cuenta y cada triunfo es fundamental en una Liga donde nadie quiere dar pasos atrás.

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También tiene las cosas claras, también un gran entrenador y desde el punto de vista de talento y presupuesto la distancia es importante. Sin embargo, sobre el campo el Mallorca ha conseguido neutralizar muchas de las virtudes de los rivales para que salgan a relucir las suyas. Lo ha hecho casi todo el curso salvo algunas excepciones como ante el Espanyol y Osasuna. El resto de encuentros siempre ha dado la cara, siempre ha tenido opciones de ganar y en muchas ocasiones lo ha hecho.

Con Asano todavía lesionado, el conjunto rojillo ha sabido superar su ausencia y el entrenador ha conseguido algo muy complicado y es que juegue quien juegue el equipo traza una línea de regularidad notable. Siendo importante el futbolista japonés, en estos momentos nadie le echa en falta porque el resto cumple con nota. Con Vedat Muriqi recuperado de su lesión y un tanto anotado la pasada jornada, el técnico bermellón podría repetir el once que tan bien funcionó contra el Rayo y alinear tanto al kosovar como a Cyle Larin en la punta de lanza bermellona.

La afición juega un papel fundamental también esta temporada porque desde el minuto uno se ha identificado con el juego del equipo y con el trabajo del entrenador. Son Moix empuja y hoy deberá hacerlo en un día donde tendría que estar prohibido jugar al fútbol y menos a esa hora. Pero ante eso no se puede hacer nada.

Valverde puede mover al equipo porque efectivos y calidad tiene de sobra. Uno que parece seguro es el de Oihan Sancet, que el jueves volvió tras lesión pero sin salir de inicio. Entre los candidatos a tomarse un respiro están Iñaki Williams y Dani Vivián. También Oscar de Marcos y Yuri Berchiche, y el medio centro Iñigo Ruiz de Galarreta.