Antoine Griezmann: de su debut en la Champions con Arrasate a sus problemas en Son Moix
El delantero francés visita este domingo Son Moix con el Atlético de Madrid para reencontrarse con el entrenador con el que triunfó en su última temporada en la Real Sociedad
Antoine Griezmann, durante su última visita a Son Moix con el Atlético de Madrid. | Miquel Àngel Borràs -
Son Moix es un territorio prácticamente prohibido para Antoine Griezmann (Mâcon, 1991). El delantero francés, autor de 193 goles en Primera División, no ha marcado nunca en el campo del Mallorca y ha perdido seis de los siete partidos que ha jugado sobre su alfombra. Un hechizo que le ha condicionado en casi todos sus viajes a Palma, tanto en la Liga como en la Copa del Rey, y del que solo escapó parcialmente siendo jugador del Barça para celebrar, en plena pandemia, su única victoria dentro del feudo bermellón.
Griezmann es una de las mayores amenazas a las que se enfrentará el Mallorca este domingo (Son Moix, 16.15 horas). Llegará de tapado, en un papel más secundario, pero siendo aún la pieza más reconocible de un ataque demoledor que este año ha incorporado a Alexander Sorloth y a Julián Álvarez y se desplazará a la capital balear con el depósito de la confianza hasta los topes después de ganar en el Parque de los Príncipes con una lección de eficiencia en las dos áreas. En el caso del punta francés, a los 33 años ha aprendido a dosificarse —renunció a seguir jugando con la selección francesa— y a distribuir muy bien su talento. Sin llamar tanto la atención como en otras temporadas ha marcado tres goles y ha repartido cuatro asistencias.
Además de un acreditado goleador y de un tipo con capacidad y recursos para decidir con una sola acción un encuentro, Griezmann es un viejo conocido del entrenador del Mallorca, Jagoba Arrasate, con el que coincidió en la Real Sociedad en la temporada 2013-14. Fue la última que completó como txuri-urdin antes de marcharse al Atlético de Madrid y dejar treinta millones de euros de la época en la caja fuerte de Anoeta.
El delantero colchonero jugó medio centenar de partidos a las órdenes del entrenador de Berriatua, con el que debutó en la Liga de Campeones —ahora ya amontona más de un centenar de encuentros—, y firmó sus mejores registros en Anoeta, con una veintena de goles en todas las competiciones. «Tuve la suerte de entrenarle en su día y tengo buena relación con él. Es un grandísimo jugador», contaba Arrasate hace unos años en Pamplona en la sala de espera de uno de esos partidos en los que se han reencontrado fuera del club donostiarra.
Griezmann tiene al Mallorca en su lista de víctimas. Le marcó su primer gol con el Barça a Manolo Reina en el Camp Nou (2019) y el segundo la temporada pasada a Rajkovic en el Metropolitano (2023). Sin embargo, no ha encontrado el premio en Son Moix. Ni el individual, en forma de gol, ni el colectivo, en forma de puntos. Perdió los cuatro partidos que jugó en el Camí dels Reis como realista y los otros dos de su carrera como atlético. Salvo el oasis por el que pasó siendo barcelonista, siempre se ha ido de Palma con el equipaje vacío. Ahora, si quiere llevarse un souvenir, tendrá que superar a la defensa más densa de la Liga al margen de la suya y burlar el sistema de seguridad de un entrenador que conoce muy bien cuáles son sus prestaciones.
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