La idea del Mallorca es ponerle un punto y aparte bañado en oro a la primera parte de un trayecto que ya no reanudará hasta el 20 de enero, una vez que haya atendido esos intereses paralelos que tiene en la Copa y la Supercopa. La posibilidad de cambiar de dígito tan pronto y de mantenerse en la cápsula superior de la clasificación son el estímulo que le faltaba a un equipo que el pasado fin de semana ya se aplicó una inyección de confianza gigantesca por la manera en la que dibujó su octava victoria en el torneo contra el Girona. Ahora, con más de una semana por delante para desconectar, despejar la mente y rellenar el depósito en familia, cualquier esfuerzo añadido vale la pena. «Nos queda la última bala del año», recordaba Jagoba antes de subirse al avión que llevó a la plantilla a Madrid para señalarle a los suyos lo que hay en juego.
Para mantenerse donde está y optar a la mejor calificación posible, el Mallorca tiene que volver a superar nuevos desafíos. Si en la jornada anterior aprendió a vivir sin Raíllo jugando más de una hora en inferioridad, ahora la toca resolver un sudoku en un centro del campo que a la baja por lesión de Samu Costa suma vez esta vez la de Manu Morlanes por acumulación de amonestaciones. Si el portugués era el medio más utilizado por Jagoba, el aragonés puede que sea su jugador más en forma. El ex del Villarreal ha alcanzado su mejor versión en los últimos meses y su salida del once obliga al entrenador a buscar una solución rápida y efectiva que seguramente le darán entre Omar Mascarell y Antonio Sánchez, con Sergi Darder muy cerca.
El otro agujero sobre el que hay que echar cemento lo ha provocado el mal momento de Muriqi, que media temporada después es el futbolista más expulsado de la Liga. Ahí el problema parece menor frente a la progresiva explosión de Cyle Larin. El delantero canadiense ha dado al fin ese paso al frente que todo el mundo esperaba y quiere terminar de sacarle punta antes de que el reloj del campeonato se pare. Solo falta saber a quién tendrá al lado en el Coliseum y aunque las alternativas son múltiples, todo indica que Robert Navarro y Dani Rodríguez tienen muchos números para volver al once.
Problemas de confección aparte, el Mallorca tiene que saber manejarse en uno de los terrenos de juego más exigentes de la competición. El Getafe, metido en la parte trasera de la tabla y siempre muy cerca del precipicio, ha conseguido casi todo lo que tiene (14 puntos de 16) sin salir de su campo, donde no le ha derrotado nadie al margen del Girona. Allí vienen de caer de manera consecutiva Valladolid y Espanyol —antes lo hizo el alavés— y también se han dejado puntos el Rayo, la Real Sociedad u Osasuna.
Los grandes problemas del Getafe están en ataque y llevan tiempo marcados por la ausencia de Borja Mayoral, a quien esperan recuperar a principios de 2025 para acabar con la carencia alarmante de gol. Solo ha marcado once goles y es el equipo de Primera División que tiene menos acierto ante la portería contraria. Contra el Mallorca intentará arreglarlo por medio de Álvaro Rodríguez o Bertug. La otra baja azulona es la de Carles Aleñá.
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