La plantilla del Mallorca, con un numeroso grupo de aficionados a su espalda durante el último entrenamiento de 2024 en Son Moix. Los de Jagoba inician este viernes su andadura en la Copa y le dan el pistoletazo de salida a un mes apasionante. | @RCD_Mallorca

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Empieza el juego para el Mallorca. El conjunto balear apaga las luces de Navidad para abrir las ventanas de un mes de enero tan exigente como estimulante en el que le pondrán a prueba sus competiciones favoritas. Como punto de partida, los de Jagoba Arrasate empezarán a asfaltar esta misma tarde la carretera de la Copa del Rey sin que aún se hayan apagado del todo las brasas de su última e histórica participación en el torneo. El sueño de La Cartuja y la ilusión de volver a allí dentro de unos meses flotan todavía en el ambiente y en el vestuario, que sabe que en el camino hacia la gloria no se admiten errores en campos como Pasarón, donde este viernes (19.00 horas) le espera un Pontevedra desmelenado que ya se ha cobrado dos víctimas de superior categoría.

Jagoba Arrasate parece dispuesto a prolongar el discurso de las últimas temporadas. El técnico de Berriatua sabe que el Mallorca quiere a la Copa y que la Copa quiere al Mallorca, por lo que se ha preocupado de marcar muy bien el territorio. Pese a que el escalón entre baleares y gallegos es notable, el técnico vasco conoce perfectamente el grado de exigencia de un torneo que para él también guarda un sabor especial y una deuda pendiente.

Jagoba, que ha descubierto en la Liga que dispone del fondo de armario suficiente como para no tener acudir al mercado en las próximas semanas, aborda la primera etapa del trayecto con un bloque de garantías en el que además del lesionado Samu Costa solo faltará su capitán general, Antonio Raíllo. El central cordobés es la única ausencia de peso en una expedición a la que tampoco se sumaron Javi Llabrés y Daniel Luna, que muy probablemente saldrán cedido en este mes de enero. A partir de ahí, el técnico vasco quiere ensamblar un once lo más explosivo posible para derrotar a un Pontevedra que es todo ilusión y energía.

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«A medida que vas pasando eliminatorias, todo se va complicando más, pero nosotros vamos a seguir siendo fieles a nuestro plan dentro de esta competición. Y ese plan pasa por disfrutar, por no tenerle miedo a nadie. Debemos de tener claro que lo que nos trajo hasta aquí es nuestra idea», explicaba en la previa su entrenador, Yago Iglesias. El Pontevedra, al frente de uno de los grupos de Segunda RFEF, no pierde desde hace casi tres meses y ha llegado hasta aquí tras eliminar a Levante y Villarreal. Unas señales que no han pasado desapercibidas para el cuerpo técnico del Mallorca, que no quiere un solo síntoma de relajación ni de confianza mal entendida.

Los gallegos buscarán además la revancha de la eliminatoria de hace dos años, en la que arrinconaron al conjunto bermellón y forzaron una prórroga que solo saltó por los aires cuando marcaron Abdón y Muriqi. En el Pontevedra ya no queda casi nadie del equipo que jugó ese día. Ni en el cuerpo técnico ni en la plantilla, donde solo permanecen tres de los que fueron titulares: Rufo, Churre y Álex González.

El cuadro granate, como avisaba el propio Jagoba antes de subirse al avión, se presenta en un gran momento de forma, tras una sucesión de trece partidos sin doblar la rodilla y manteniendo un paso firme en la ruta hacia su gran objetivo: el ascenso. Aunque con la agenda despejada en la liga hasta el día 12, Iglesias podría introducir menos rotaciones de las habituales. Es la hora. Que empiece el juego.