La hora de la verdad para el Mallorca

El conjunto balear se sumergirá después del parón en la ‘zona Luis Aragonés’, las últimas diez jornadas en las que se decide todo lo que hay en juego en el campeonato

Martin Valjent, Antonio Raíllo y Samu Costa celebran la última victoria del Mallorca en Son Moix. | CATI CLADERA

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El parón internacional de este fin de semana marca un antes y un después en la temporada. Cuando la pelota vuelva a rodar lo hará ya dentro de la zona Luis Aragonés, las últimas diez jornadas en las que se decidirá todo lo que hay ahora mismo en juego sobre el tablero del campeonato. El sector con más relieve del calendario en el que los equipos vaciarán el cargador para darle caza a sus objetivos. En el caso del Mallorca, el destino inicial ha cambiado. El nuevo deseo es la clasificación, más de dos décadas después, para jugar en Europa.

La Liga ha vuelto a interrumpirse en un buen momento para los de Jagoba Arrasate, que ante el Espanyol completaban un mes y medio sin perder y terminaban de encauzar una fila de resultados positivos tras el descarrilamiento de principios de la segunda vuelta. Por eso el primer objetivo del Mallorca antes de arremangarse para blindar y mejorar el asiento que ocupa en estos momentos en la clasificación será precisamente ese, no perder el hilo de las últimas jornadas. Hay que mantener encendida la máquina de hacer puntos y seguir llenando el granero para evitar que se repita lo sucedido después del paréntesis navideño, al que el equipo, como ahora, había llegado a toda velocidad.

Muchas de las opciones de que el Mallorca vuelva sacarse el pasaporte están sobre el césped de Son Moix. Sin embargo, habrá más puntos en juego fuera de casa y todo apunta a que serán mucho más difíciles de capturar. Empezando por los próximos. La semana que viene y ya con los cinco internacionales de vuelta a Son Bibiloni —el último en llegar será el colombiano Johan Mojica, que tiene un partido contra Paraguay en Barranquilla la madrugada del martes al miércoles— la plantilla se centrará en sacar adelante el primero de los compromisos de una agenda que empezará a rodar cuesta abajo. Tocará parada en Mestalla y examen frente a un Valencia que ha ido escalando posiciones hasta sacar los pies de la zona de descenso.

Fuera de Mallorca la carretera tirará siempre hacia arriba. La siguiente salida llevará al equipo balear hasta un estadio en el que suele atascarse: el Reale Arena de San Sebastián. Allí guardará a mediados del mes que viene una Real Sociedad que será uno de los rivales más duros en la carrera por adentrarse en Europa.

Las peores curvas llegarán justo después. La primera y seguramente la más compleja de afrontar coincidirá con una jornada intersemanal en la que el Mallorca se desplazará hasta el estadio Lluís Companys para tomarse la temperatura ante el líder y gran favorito para ser campeón, el Barça de Hansi Flick. Ese partido puede estar condicionado por un factor ajeno al Mallorca. Y es que solo unos días después se jugará la final de la Copa del Rey y el conjunto azulgrana puede ser uno de los contendientes siempre supere el duelo que mantiene con el Atlético de Madrid.

Tras Montjuïc, al Mallorca todavía le faltará por visitar Montilivi para medirse al Girona y el Santiago Bernabéu, que para los baleares será el escenario de la antepenúltima jornada. Después solo quedará un duelo que podría ser trascendental. Más que nada, porque el último episodio de la Liga se rodará en Vallecas.

La ruta a seguir en Son Moix debería ser, en principio, mucho más amable para la escuadra rojinegra. A excepción del Celta, metido de lleno en la subasta continental, el resto de oponentes serán de la zona media y baja: Leganés, Valladolid y Getafe.