El tenista español Rafael Nadal devuelve la bola al suizo Roger Federer . | Efe

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El español Rafael Nadal resolvió el clásico del tenis mundial al demoler al suizo Roger Federer por 6-3 y 6-2, y acceder a la final del torneo de Miami donde se enfrentará de nuevo con el tenista más en forma del momento, el serbio Novak Djokovic, su verdugo en la final de Indian Wells.

En una hora y 18 minutos, Nadal consumó la decimoquinta victoria sobre Federer en 23 encuentros. Antes, Djokovic destrozó también al estadounidense Mardy Fish, por 6-3 y 6-1 en 85 minutos.

No es frecuente ver a Nadal y a Federer disputar una semifinal, ni tampoco presenciar cómo el español se muestra tan resolutivo ante el ex número uno del mundo, de 29 años. El público, que llenaba la central de Crandon Park, se quedó con más ganas de tenis en una jornada en la que las semifinales masculinas pasaron como una exhalación, a pesar de contar con tres de los cuatro mejores en esa ronda.

En el primer duelo entre ambos desde que Federer se impuso a Nadal en la final de la Copa Masters de Londres del pasado noviembre, el español se mostró con una contundencia inusitada, anulando al suizo, que hasta hoy no había cedido ni un solo set en lo que va de torneo.

Federer, campeón de este torneo en 2005 y 2006, estaba más descansado que Nadal tras imponerse a Gilles Simon en cuartos por 3-0 y abandono del francés. En teoría ese menor desgaste, frente a los tres parciales que necesitó Nadal para doblegar al checo Tomas Berdych obraban a favor del de Basilea.

El suizo, incluso, comenzó el encuentro con un saque directo (terminó con seis), pero su porcentaje con el primer servicio no superó el 60 por ciento, y se diluyó durante el partido. Si a eso se une que su revés, fuente habitual de peligrosos ángulos, apenas funcionó, la conclusión fue una exhibición de Nadal que por contra estuvo rápido, incisivo y con su garra habitual, y con un 70 por ciento de acierto al poner la bola en juego.

Los cinco juegos consecutivos que Nadal endosó a Federer fueron una losa para el suizo que a punto estuvo de hundirse en la segunda manga cuando el de Manacor dispuso de oportunidad de marcar el 4-0. Lo salvó el helvético, que conectó dos golpes de ensueño que le metieron de nuevo en el partido, aunque al final solo fue un espejismo, pues acabó errático y sin poder robar ni una sola vez el servicio del español.

Federer se marchó de la pista sin poder dar a su esposa Mirka Vavrinek una alegría tras cumplir la eslovaca 33 años el 1 de abril. Toni Nadal, entrenador de Rafa, sí disfrutó del encuentro, al igual que el actor Andy García que acudió a la pista. El tío Toni por partida doble, no sólo por la exhibición de su sobrino, sino porque una aficionada le pidió, cartel en mano, una cita, provocando la hilaridad del técnico del número uno del mundo.

Con Nadal y Djokovic en la final se repite la final del reciente torneo de Indian Wells, donde el serbio se impuso por 4-6, 6-3 y 6-2. Si el de Belgrado gana se convertirá en el primer jugador después de Federer en 2006 en obtener estos dos Masters 1.000 estadounidenses en la misma temporada (Federer lo logró también en 2005)

Nadal lidera no obstante los enfrentamientos con ventaja de 16-8, pero Djokovic ha triunfado en ocho de los trece partidos que ambos han disputado sobre cemento, la misma superficie de la central de Crandon Park, donde si gana, el serbio acabaría la temporada de pista dura con un récord inmaculado, con cuatro títulos (ya ha conquistado los del Abierto de Australia, Dubai e Indian Wells).

"Nole" obtendría además un triunfo psicológico ya que doblegó a Nadal en la final de la otra costa estadounidense, en el desierto californiano. Algo que motivará sin duda al de Manacor para intentar desquitarse.

En Miami, Djokovic no ha cedido una sola vez su saque y ni un solo set, y aquí puede sumar 1.000 puntos que servirían para recortar diferencias con Nadal, cuando la tierra batida está ya a la vuelta de la esquina.

El tenis español busca además resolver una asignatura pendiente ya que este título falta en su palmarés. Sergio Bruguera en 1997 y Carlos Moyá en 2003, lo intentaron en vano antes de que apareciera Nadal en escena.