El mallorquín continúa con su puesta a punto y quiere incorporarse poco a poco a la competición después de su lesión en las rodillas y afronta el reto de Acapulco, primer ATP 500 que disputa este año, con ganas de seguir con las sensaciones de los dos primeros torneos.
En Viña del Mar, Nadal optó por alargar su recorrido en la categoría de dobles para ir sumando minutos en sus piernas. Así, se coló en la final de la categoría individual y de dobles, en las que cayó más por falta de forma que por mal juego. En Sao Paulo, sacrificó el cuadro de dobles en beneficio del individual y volvió a conquistar un título, ocho meses después del conseguido en Roland Garros.
Nadal dejó claro en Brasil que su apuesta para coger ritmo es su superficie favorita, la tierra batida, y quiere volver a demostrarlo en Acapulco, donde afinará su puesta a punto para las dos próximas citas, ya contra los mejores del mundo, en los Masters 1000 de Indian Wells y Miami.
No obstante, el mallorquín aspira al título, pero para ello tendrá que hacer frente a figuras como sus compatriotas, David Ferrer, que viene de ganar en Buenos Aires y que defiende título, o Nicolás Almagro, así como al argentino Juan Mónaco y el suizo Stanislas Wawrinka. Sin duda, el balear, que debutará ante el argentino Diego Sebastián Schwartzman, como el alicantino, que lo hará ante su compatriota Albert Ramos, parten como los principales candidatos y además van por lados diferentes del cuadro.
Acapulco es dominio español. La tierra batida mexicana es un lugar en el que la 'Armada' ha conseguido colocar su bandera y se niega a quitarla. Las victorias de David Ferrer y las dos anteriores de Nico Almagro, así como la conseguida por Rafa Nadal en 2005 en la única visita que ha realizado a tierras mexicanas demuestran que es un lugar propicio para los tenistas
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