Nadal arrolló ayer al francés Richard Gasquet por 6-4, 6-1 en 67 minutos para citarse con el defensor del título, David Ferrer, que derrotó con apuros al checo Tomas Berdych por 4-6, 7-5, 6-3 tras más de dos horas de encuentro. El pulso entre Nadal y Ferrer garantiza la presencia de un tenista español en el encuentro decisivo del último Masters 1.000 del año, donde el balear ha ido evolucionando en su juego para llegar entonado a la hora de la verdad.
Ni el piso ni el apoyo del público francés pudieron con un Nadal que, de nuevo, mostró una mejoría de su juego con respecto a los dos primeros duelos, frente a Marcel Granollers y Jerzy Janowicz.
El balear saltó decidido a cerrar el partido por la vía rápida. Al segundo servicio del francés, que comenzó sacando, ya le rompió.
Pero, arropado por su público, Gasquet recuperó el saque en el siguiente. El mallorquín necesitó de tres juegos más para volver a arrebatarle el saque en el séptimo.
Esta vez fue la buena y Nadal conservó su servicio hasta el final de la primera manga.
Clave
El golpe moral ya fue insuperable para Gasquet, que concedió sus dos primeros servicios del segundo set, incapaz de contrarrestar el juego «liftado» del número uno del mundo, que una y otra vez le arrinconaba en la pista.
Sus intentos por romper la dinámica subiendo a la red se saldaron con fracaso las más de las veces. Nadal llegó a ponerse 4-0, en buena disposición para cerrar el partido.
Gasquet ya era un fantasma en la pista, con el único fin de alargar lo máximo posible la fiesta de su público. Pero la fiesta no era tal, era una carnicería. Nadal no tuvo piedad y cerró el partido en la segunda oportunidad que tuvo.
Nadal volvió a demostrar la superioridad moral que tiene con Richard Gasquet, un tenista de enorme talento y vistosidad, que este año completa una de las mejores temporadas de su carrera, lo que le valdrá para acudir, por segunda vez, al torneo de Maestros de Londres que se disputará la semana próxima.
Les separan nueve plazas en la clasificación mundial y Nadal saltó con la ventaja moral de haberle derrotado en las once veces precedentes.
Ambos tenistas siempre han sido comparados. Niños prodigio de la misma generación, sus carreras se bifurcaron con los años. Mientras el español ha ido amasando títulos hasta completar uno de los palmarés más completos de la historia del tenis, el francés ha acumulado decepciones, siempre por debajo de lo que se esperaba de él.
La diferencia volvió a quedar patente en la moqueta de París-Bercy, una superficie más apta a Gasquet y que podía igualar la diferencia que existe entre ambos. Nadal no le dio opción.
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