«Es cierto que he perdido algunos sets que no tenía que haber perdido, pero la actitud siempre ha sido buena y ahora llego con espíritu de lucha y con la energía renovada, sin la ansiedad que mostré en Montecarlo o en Barcelona», aseguró el mallorquín.
Pese a que por primera vez en diez años ha cedido tres partidos en tierra batida antes de llegar a París, Nadal destacó que «la evolución ha sido positiva».
«Creo que he ido mejorando, la semana pasada jugué muchos minutos y eso a veces puede ser necesario. En semifinales y en la final de Roma jugué mejor. Esto contento por la forma en que acabé en Madrid y en Roma. No en Barcelona y en Montecarlo», señaló el español, que cayó en cuartos de Montecarlo contra David Ferrer y en la misma ronda de Barcelona frente a Nicolás Almagro, antes de ceder en la final de Roma contra Novak Djokovic el pasado domingo.
Para Nadal, que esta temporada sólo ha sumado un torneo sobre arcilla en Europa, en Madrid, por la retirada del japonés Kei Nishikori cuando dominaba en el marcador, lo sucedido hasta ahora «es pasado» y «hay que concentrarse en este torneo».
«Estoy contento de poder pelear por conquistar este torneo, voy a hacerlo lo mejor posible», afirmó.
Como suele ser habitual en él, Nadal señaló que usará los primeros partidos para reencontrarse con su mejor tenis e ir mejorando a medida que pasen los días. Pero afirmó que «nunca se siente rutina en Roland Garros».
«Siempre hay una gran emoción, es un lugar muy importante para mi carrera y siempre es una suerte poder estar aquí», dijo.
Nadal indicó que el hecho de que Roland Garros se dispute al mejor de cinco sets, y no de tres como los Masters 1.000, puede ser una ventaja «a condición de que juegues bien».
«Cuando el partido es más largo suele ser una ventaja para los mejores, pero si no juegas bien, es igual que a tres, pierdes», afirmó.
Nadal indicó que no mira más allá de su primer partido, que le enfrentará al estadounidense Robby Ginepri, 277 del mundo, invitado por los organizadores y al que ha ganado en la única vez que se han medido, en el Masters de Madrid de 2005, en el que no fue un partido sencillo.
«No es un jugador fácil en tierra batida. Hace tiempo que no le veo, hay que ver como llega», analizó el mallorquín.
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