El alicantino, cuatro veces finalista en la capital catalana -perdió las cuatro finales ante Nadal- escenificó una despedida más que digna ante su 'bestia negra', y ahora solo le queda Madrid como última parada antes de colgar la raqueta.
Consciente de que estaba ante su última oportunidad de doblegar al número 2 del mundo en el abierto barcelonés, empezó fuerte Ferrer, que estuvo a punto de romperle el servicio a Nadal -tuvo dos bolas para hacerlo- en el primer juego del partido.
Sin embargo, el balear logró mantener su saque y, a partir de ahí, las alternativas se sucedieron hasta que el once veces campeón del torneo, consiguió por fin quebrar al alicantino y, tras mantener su servicio, ponerse 5-2.
Era una resultado engañoso porque Ferrer no parecía estar jugando, ni mucho menos, el último Godó de su carrera. Ferrer se recompuso para frenar la sangría y ponerse 5-3 antes de que el partido fuera suspendido por la lluvia, después de 55 minutos de dura batalla.
Tres cuartos de hora después, los dos tenistas volvían a la pista centra del RCT Barcelona y Nadal aprovechó su segunda bola de set para cerrar la primera manga por 6-3.
Aceleró en su juego el manacorense, que ante Ferrer subió un par de peldaños en acierto e intensidad respecto a su discreto partido de ayer ante Leonardo Mayer, para robarle el saque a la primeras de cambio.
Sin embargo, 'Ferru' aun quería alargar el partido un poco más. Desperdició dos bolas de rotura en el siguiente, pero luego logró mantener su saque y romper el de Rafa para equilibrar de nuevo el parcial (2-2).
Nadal haría otro 'break' en el sexto juego del segundo set y el partido se interrumpiría de nuevo brevemente por la lluvia con 4-3 para el manacorense.
Ferrer ya no ganó ningún juego más tras la reanudación, pero vendió cara su piel. Obligó a exigirse al máximo al 'rey de la tierra', que necesitó hasta cuatro bolas de partido para cerrar el segundo set también por 6-3.
Así acabó David Ferrer su aventura en Barcelona, con un clásico del Godó ante su amigo Rafael Nadal. Luchando y regalando su inmenso talento hasta el último punto.
Al acabar el partido, 'Ferru', visiblemente emocionado dejó la cinta que siempre luce en el pelo sobre la arcilla de la pista central, aunque su legado va mucho más allá de su prenda fetiche. El público lo honró al final coreando su nombre.
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