Schwartzman ya sabía lo que era tener contra las cuerdas al de Manacor. Fue en la edición de 2018 y la lluvia le echó un cable a Nadal para volver al día siguiente tras reordenar sus ideas y llevarse el partido. Este miércoles no le ha hecho falta, porque ha vuelto a reaccionar a tiempo cuando el guion lo ha requerido, como hizo en un punto de set en contra ante Sinner o cuando Norrie amenazó con alargar su contienda con dos breaks de su lado.
Después de anotarse el primer parcial y jugar algo titubeante el segundo, el número tres del mundo no ha dado opción en el momento clave del tercer parcial con 4-4 en el marcador. Con su derecha martilleando como de costumbre, ha logrado el break y lo ha consolidado asestando un golpe definitivo al encuentro.
Para entonces en la cabeza de su rival han empezado a rondar qué podría haber hecho mejor, pero cuando quiso reactivarse ya era demasiado tarde. O se le hizo una montaña doblegar a Nadal o anduvo perdido en un cuarto set que se saldó con un rosco para el balear, que se ha dejado su primer set, pero ha demostrado que vuelve a estar con todo su repertorio a punto para reaccionar ante cualquier adversidad.
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