Novak Djokovic celebra su última victoria sobre la hierba londinense. | Reuters

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Está escrito que Novak Djokovic será el tenista con más títulos en la historia del Grand Slam. Parece cuestión de tiempo que supere todos los registros y el primer escalón lo tendrá este domingo, cuando se enfrente a Matteo Berrettini para sumar su sexto Wimbledon, el vigésimo ‘major' en total.

Su último rival, Denis Shapovalov salió llorando de la pista. No pudo contenerse después de un partido en el que podía haber dado mucha más guerra, pero siempre que dispuso en su mano la oportunidad de herir al serbio este respondió con otro mordisco.

Desde el principio era el rival a batir y nada ha cambiado desde entonces. Incluso su posición se ha reforzado. Del resbaladizo Djokovic del primer día, el que cedió su primer set del torneo, ya no queda nada. Desde aquel tropiezo contra Jack Draper, no ha vuelto a perder un solo set. Se ha impuesto con solidez y llegando solo en dos ocasiones al ‘tie break'.

Lleva 20 triunfos consecutivos en el All England Club, su mejor racha histórica y puede lograr el primer trébol en el torneo, junto a los títulos de 2018 y 2019. Su bagaje en finales es casi impecable, con cinco ganadas y solo una perdida, la de 2013 contra Andy Murray, el día que el escocés recogió el legado de Fred Perry 77 años después.

Y este título, además, supondría una piedra más para el Golden Grand Slam, una marca única en el tenis y que no ha logrado nadie hasta el momento. La gesta de ganar los cuatro Grand Slam y la medalla de oro olímpica en el mismo año, solo al alcance hasta ahora de la alemana Steffi Graf en 1988. Ni siquiera Rafael Nadal y Roger Federer han podido conseguir este registro, siendo su tope los tres títulos en un mismo año. En 2004, 2006 y 2007 para el suizo; y en 2010 para el manacorense.

Gloria

Su paso a la gloria solo tiene un último obstáculo, un Matteo Berrettini que ya es historia para su país, puesto que es el primer italiano en llegar a una final de Wimbledon. Su camino ha sido apacible, sin un solo ‘top ten' en el camino, pero lleva un mes al máximo nivel. Comenzó con el título en Queen's, el mayor de su carrera hasta el momento, y lo ha coronado con esta final, a la que llega con solo tres sets perdidos y como el mejor sacador del torneo.

El transalpino ha colocado 101 ‘aces', 36 más que el segundo clasificado, y solo ha perdido cinco veces el servicio, ganando 95 de los 100 turnos de saque que ha tenido. Se le opone un Djokovic que ha logrado romper el 29 % de los saques de sus oponentes y que ha ganado el 38 % de los puntos de ‘break' que ha generado.

El serbio tiene a favor su vasta experiencia en estos partidos, además de un ‘cara a cara' favorable de dos victorias por ninguna derrota, con el último precedente en los cuartos de final de Roland Garros. Berrettini, con que su falta de presión, ante una final que parece decantada desde hace dos semanas, le ayude a cuajar el partido perfecto.

El italiano ha dado un paso más y está en su primera final «Grande», que en parte también la «juegan» Rafa y su igualmente admirado Federer al que, por cierto, se enfrentó ese mismo 2019 en los octavos de Wimbledon y después bromeó dándole gracias por la lección: 6-1, 6-2 y 6-2 para el suizo en una hora y 14 minutos. Sólo Berrettini se impone entre Djokovic y el cielo. El serbio puede conquistar su sexto Wimbledon, y así llegaría a los 20 Grand Slams, para igualar en la cima histórica del tenis al mallorquín y al suizo.