Ni un prodigioso aprendiz ni el molesto viento pudieron con el maestro del tenis español. En un duelo épico y a la altura de las expectativas, Rafa Nadal derrotó a un gran Carlos Alcaraz y jugará el domingo la final de Indian Wells ante el estadounidense Taylor Fritz. Nadal, invicto en 2022 con 20 partidos ganados consecutivos, se impuso por 6-4, 4-6 y 6-3 en tres horas y 12 minutos en un partido memorable que midió al presente del tenis español con su más que floreciente futuro. Alcaraz vendió carísima su derrota en un encuentro de enorme desgaste físico y que, además, se vio muy afectado por el fuerte viento que sopló en un segundo set convertido en una tremenda batalla de los dos tenistas contra los elementos.
Con muchas banderas españolas en las gradas, Indian Wells presentó un ambiente de día grande. De un lado estaba Nadal, una leyenda absoluta del tenis con 21 títulos de Grand Slam (el tenista que más) y que, a sus 35 años, lleva tres campeonatos consecutivos este año (Abierto de Australia, Melbourne y Acapulco). Frente a él, con solo 18 años, apareció Alcaraz, una promesa con tanto futuro como presente, que no había concedido ni un set hasta hoy en Indian Wells y que llegó a este torneo con su segundo título bajo el brazo (Río de Janeiro tras el de Umag 2021). Nadal es el espejo natural en el que se mira Alcaraz, a quien define como su «ídolo». Pero en la pista también hay muchas semejanzas puesto que Alcaraz luce ese espíritu aguerrido, inagotable y arrollador con el que el balear, triple campeón de Indian Wells (2007, 2009 y 2013), ha triunfado desde hace dos décadas. AGRESIVO ALCARAZ Alcaraz arrancó sin dar espacio a que le pudiera la presión.
Con una derecha imponente, el joven atacó el servicio de Nadal y logró la rotura con un fantástico revés cruzado (0-1). Nadal se revolvió ante esa osadía y dispuso de cinco bolas de «break», pero a Alcaraz no le tembló el pulso y conservó su saque. El partido ya apuntaba a la épica: habían pasado 18 minutos y el marcador era solo de 0-2. Alcaraz se movía con una fascinante agilidad, pero Nadal entró en calor, consiguió un «break» para igualar el encuentro (2-2) y aseguró su servicio con una mejoría clara de sensaciones (3-2). El agresivo y admirable estilo de Alcaraz tenía un riesgo: que los errores le pasaran factura ante un muro de fiabilidad como Nadal. Así, Nadal logró otra rotura aprovechando un puñado de fallos de Alcaraz y también luciendo destellos de magia como un increíble resto a la línea (4-2). Nadal tenía todo de cara para sellar el set, pero Alcaraz reaccionó con un «break» y superó un 0-40 para igualar una vez más un duelo vibrante (4-4). Con 5-4 para Nadal llegó la prueba más difícil para Alcaraz, que solventó cuatro bolas de set con su servicio pero que finalmente claudicó con la quinta por un golpe cortado que salió fuera. Una hora y 6 minutos duró ese test de resistencia que fue el primer set en el que Alcaraz sufrió con los errores (23 en la primera manga) y vaciló con su saque (solo 54 % de puntos ganados con su primer servicio).
Un invitado inesperado apareció entonces en la pista: el viento. Tras unos días de pesado calor, el viento empezó a soplar con gran fuerza y en direcciones diferentes, incomodó a los dos tenistas (había también polvo en el aire) y provocó que algunas toallas volaran a la pista. Se resintió el ritmo del duelo, más entrecortado y sin dominador claro, pero los dos protegieron su servicio (2-2). Acto seguido, ambos perdieron su saque por errores provocados por un viento cada vez más insoportable, pero el partido, en definitiva, seguía equilibrado (3-3). La situación fue a peor. El viento traía cada vez más arena, las repentinas rachas provocaban botes extrañísimos y efectos absurdos de la pelota, plásticos y papeles caían una y otra vez, un soporte de la red se desplomó y el espectáculo quedó muy deslucido. Nadal habló con el supervisor del torneo pero no se suspendió el partido. Tras dos nuevas roturas (4-4), un larguísimo juego de casi 20 minutos con Nadal sacando resumió el momento de caos que atravesaba la semifinal. No obstante, Alcaraz se mostró más concentrado ante semejante panorama, rompió el servicio de Nadal con un precioso globo y ganó el set con su saque (4-6). VENCE
Afortunadamente, el viento bajó en el comienzo del tercer set y aumentó el nivel del partido con peloteos mucho más largos y jugosos. Nadal volvió a tirar con fuerza desde el fondo y Alcaraz aguantaba el envite con aplomo en sus subidas a la red (2-2). También Alcaraz soltaba cañonazos con su derecha, tanto que obligó a Nadal a salvar al límite tres bolas de «break» (3-2). A diferencia del murciano, Nadal sudaba muchísimo para conservar su servicio y tuvo que ganar algunos de los puntos más espectaculares de la tarde para contener a Alcaraz (4-3). Sin embargo, su veteranía le permitió hacer daño en el momento clave, un «break» para el 5-3 que le sirvió en bandeja la victoria ante un Alcaraz extraordinario.
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