«Vengo aquí con mi mejor amigo, con mi familia, con mi novia. Antes tenían que sacarme de un bar a las 4 de la mañana para jugar contra Nadal», admitió Kyrgios, que terminó este miércoles con la aventura de Garín en Wimbledon para seguir escribiendo su propia historia. Esa que no entiende de lógica. Kyrgios se saltó toda la gira de arcilla europea y se plantó sin preparación en la hierba. Hizo semifinales en Halle y Stuttgart y se dañó el abdominal en Mallorca.
El físico es siempre su gran lunar. Por eso cada vez que llega al All England Club hay dudas de que pueda aguantar siete partidos a cinco sets. De momento, lleva cinco, dos de ellos hasta el límite. El de este miércoles fue una de sus mejores actuaciones. Una exhibición de su servicio y de por qué, en sus propias palabras, se considera uno de los mejores del mundo en esta superficie. Y eso que perdió los nueve primeros puntos del encuentro y que necesitó tres juegos para asentarse.
Garín, novato en estas instancias en Wimbledon, no supo lidiar con la presión de estar ante las que hubieran podido ser sus primeras semifinales en un Grand Slam, las primeras para Chile desde Fernando González. A Garín, que llegó a ir 3-1 arriba en el primer parcial, se le diluyó toda la ventaja, cedió un parcial de 5-1 en juegos y dejó de creer en la victoria. Kyrgios, en un segundo set impecable, en el que salvó los tres puntos de rotura que afrontó, puso un marcador de dos sets a cero, una ventaja que solo ha perdido tres veces en su carrera. Garín intentó ser el cuarto de una lista que tan solo incluye a Benoit Paire, Dominic Thiem y Andreas Seppi, y elevó mucho el nivel en el tercer parcial. El chileno disfrutó de tres oportunidades de rotura sobre el servicio de Kyrgios, las desperdició todas y encaró un desempate que confirmó la mejoría mental del australiano.
Pese a las idas y venidas que tuvo, en las que pasó de ir 2-0 arriba a ir 3-5 abajo, no se fue. No se despistó, no se metió en sus peleas internas y no se inmoló. En el 5-5 encadenó tres voleas seguidas en la red, hasta que Garín erró y le concedió su primer punto de partido. Un revés al pasillo de Garín terminó con Kyrgios en el suelo, como nunca se le había visto. Semifinalista, por primera vez. Tras 30 Grand Slams, el niño prodigio del tenis australiano se mete entre los cuatro mejores de un 'grande'. Espera como rival al ganador del Rafael Nadal-Taylor Fritz
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