Y la psicología es más necesaria que nunca en este contexto laboral. «El valor humano en las empresas es ahora mismo vital, algo evidente. Pero es que las empresas son las personas que trabajan en ellas. Este momento es complicadísimo para las compañías. Vivimos una incertidumbre absoluta. Los entornos cambiantes son positivos porque son innovadores. Pero ahora la COVID ha generado mucha presión sobre los equipos. Las empresas no se pueden organizar», explica Tur.
Coyuntura
En semejante contexto, el empleado vive en la incertidumbre mientras el trabajo remoto «parece muy positivo pero también conlleva una desconexión de los trabajadores con las empresas. Se resiente la comunicación, es difícil enfocarse en los objetivos y coordinar el día a día».
Tur advierte que «es un momento durísimo. El desempeño va cayendo». El inicio de la pandemia supuso un esfuerzo extra de los trabajadores para ayudar a las empresas a sobrevivir al primer envite.
«Han dado el callo con energía extra y superando dificultades como concentrarse en casa con un montón de distractores, el estrés o trabajar con mascarilla. Y no es fácil». En este contexto, Goretti Tur advierte que «las empresas nos piden ayuda sobre todo para mantener el compromiso de la gente, mantener el enfoque y la coordinador de los equipos, abrir nuevos canales de comunicación y trabajar la cohesión».
La psicología laboral es la especialidad de esta consultora que ya está divisando síntomas entre los empleados como «agotamiento, fallos en la concentración, la memoria y la motivación. Por eso es tan importante cuidar a las personas».
«Somos psicólogos especialistas en organizaciones y recursos. Todos venimos del mismo patrón, de la empresa privada, y después de muchos años de experiencia decidimos dar el salto a la consultoría», explica Tur, que hace gala de su formación y experiencia para ayudar a las empresas. Y para ello se sirven de la metodología DISC. Go Consulting analiza los cuatro patrones del empleado: dominante, influyente, analítico o estable: «Todos tienen características positivas y negativas y se desenvuelven mejor en una situación u otra».
Y además, «en las empresas se buscan patrones afines. Una empresa de comunicación sería más amarilla y una hotel opta por una plantilla más verde, para atender al cliente. Los informáticos suelen ser de perfil azul», zanja Goretti.
Los perfiles del empleado se dividen en cuatro colores, con características propias.
Rojo - Dominante. Seguros y directos se crecen ante los retos pero olvidan la parte emocional.
Amarillo - Influyente. Optimista y comunicador, es social y se dispersa en muchos temas.
Verde - Analítico. Metódicos y adictos a los datos, imponen la lógica en el mundo.
Azul - Estable. Imponen la armonía en el grupo, son emocionales, escuchan y hablan poco.