En esta era de búsqueda de la perfección y la apariencia de éxito, hay un movimiento de emprendedores que aboga por ‘presumir’ de sus fallos. Ellos forman parte de las Fuckup Nights, «un movimiento mundial sobre el fracaso empresarial. Nadie habla de eso pero lo cierto es que el 90 por ciento de las start ups fracasan», dice Yannick Kwik, Global Business Development Lead de este proyecto.
«En las Fuckup Nights, que podrían traducirse como ‘noches de cagadas’, los emprendedores tienen siete minutos para contar a los demás su fracaso. Es una manera de compartir experiencias y sistematizar el aprendizaje», señala Kwik, que reconoce que «he fracasado con varios proyectos dentro de una empresa», que después ha obtenido éxitos.
Abriéndose al público con esa sinceridad, «se fomenta el aprendizaje con esta vulnerabilidad. Somos seres humanos y cometemos errores. Por eso hablo de fomentar la seguridad psicológica en la innovación y la transparencia en los equipos». Si en EE UU se incluye «en el curriculum los fracasos, lo que dice mucho de nosotros mismos», en España se obvia esta información.
Kwik incidió en el síndrome del impostor, que afecta al 70 por ciento de los empleados alguna vez en su vida y que consiste en desconfiar de sus propias facultades. Una buena seguridad psicológica en la empresa ayuda a fomentar un empleado seguro.