Carmen Planas está segura de que «los ciudadanos saben que la mejor manera de proteger a las personas es apoyar a las empresas porque propician el progreso de la sociedad». | Archivo
La presidenta de la CAEB, Carmen Planas, explica el panorama insólito y actual que viven las empresas estos días y hacia dónde considera que deberían gestionarse las próximas medidas. «Estamos, tal como reconoce el Gobierno de la nación, ante un problema de salud pública y no de riesgos laborales, y, por ello, las administraciones no deben descargar su propia responsabilidad sobre la espalda de las empresas».
—La actividad empresarial es la que genera empleo y crea bienestar a las personas, ¿cuál es el estado de ánimo actual de los empresarios?
—Los empresarios de Baleares estamos preocupados, y mucho, porque la situación es muy compleja, no debemos engañarnos. Pero también es cierto que los empresarios mantenemos el empuje y el coraje. Lo hemos demostrado ante cualquier adversidad y lo hacemos hora más que nunca. Somos conscientes de nuestra responsabilidad para ‘tirar del carro’ de la recuperación como hemos hecho siempre. Por eso, no nos desalientan, aun siendo totalmente injustos, los ataques que se vierten contra el mundo de la empresa. Ni nos desmotivan. Porque somos los empresarios los que vamos a luchar con todas nuestras fuerzas para que nuestra comunidad salga cuanto antes de esta crisis.
—Una crisis, que esta vez es diferente porque la COVID-19 amenaza la salud de las personas.
—En efecto, en un escenario nuevo y, por eso, lo primero son las personas. Desde CAEB sabemos que es prioritario luchar contra la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, pero también que no podemos perder de vista que lo que está en riesgo es nuestro modelo de vida, nuestro estado de bienestar. Por ello, tan importante como proteger la salud de las personas es mantener la salud de las empresas para evitar que esta crisis sanitaria, que ya es económica, no desemboque en una crisis social de impredecible magnitud. Y las empresas somos personas. Y, hoy, ya están afectadas empresas que operan en todo nuestro territorio y en todos los ámbitos de la actividad. Empresas de todos los tamaños, grandes, medianas, pequeñas, microempresas o autónomos. Y la salud de las empresas repercute en las condiciones de vida de toda la sociedad. Los ciudadanos ya saben que la mejor manera de proteger a las personas es apoyar a las empresas porque las empresas siempre hemos propiciado el progreso de la sociedad balear.
—¿Qué opina de la actuación del Gobierno central y de las diferentes administraciones?
—Yo creo que este no es momento de evaluar conductas ni de criticar por criticar al Gobierno o a las administraciones. Los empresarios somos fieles a la lealtad institucional propia de CAEB y solo queremos que las cosas mejoren cuánto antes. Pero para conseguir este objetivo, que debe ser común, es necesario que el Gobierno central y las administraciones adopten, con urgencia, nuevas medidas en materia fiscal y de ayuda a las empresas para evitar que se agudice aún más esta crisis económica. Por eso, creemos que es urgente decretar la suspensión del pago de tributos tales como el IVA, el IRPF o las cotizaciones a la Seguridad Social para evitar el desastre económico. Y digo suspender porque ya no caben aplazamientos. No es viable obligar a las empresas a tramitar estas peticiones porque la burocracia que conlleva es un tiempo del que carecen ya muchas empresas que se encuentran hoy en situación de KO técnico y al borde del cierre.
—¿Y sobre la paralización de la economía que ha traído consigo el confinamiento?
—Como he indicado antes, la salud de las empresas repercute en las condiciones de vida de toda la sociedad, por eso, creemos que es un error afrontar la crisis sanitaria conduciendo al país, y a nuestra comunidad, hacia un colapso económico que ya ha empezado a provocar la destrucción de buena parte de nuestro tejido productivo y la pérdida de miles de puestos de trabajo afectando, por lo tanto, a miles de familias en Baleares. Y no lo digo yo, lo dicen de una forma muy elocuente los últimos datos de paro que señalan que Baleares es la comunidad autónoma donde más está descendiendo el número de afiliados a la Seguridad Social y donde el aumento interanual del paro registrado este último mes ha ascendido nada menos que al 62,2%. Son datos que revelan la especial incidencia de la crisis provocada por la COVID-19 en nuestras Islas y, por ello, urge impulsar la actividad en sectores capaces de satisfacer la demanda interna y, en paralelo, acelerar la recuperación del turismo en Baleares.
—¿Y sobre el plan de desescalada?
—Sobre la llamada desescalada lo que los empresarios lamentamos es la confusión, las dudas y la incapacidad de rentabilizar la apertura que ha llevado a que más del 90% de las empresas habilitadas para abrir no lo hayan hecho en condiciones tan extraordinarias. La clave está en que la apertura escalonada debe estar acompañada de medidas complementarias que permitan el mantenimiento de los ERTEs, porque si no tendremos el problema de mucha gente en lugar de volver al trabajo acabe yendo al paro. Además, desde CAEB creemos que las Comunidades autónomas y los ayuntamientos deben tener un mayor protagonismo en la gestión de las medidas de desescalada porque son las que mejor conocen la realidad local y las necesidades de cada territorio. Es prioritario que el Gobierno se vuelque en garantizar la máxima liquidez para las empresas y que extienda las medidas tributarias y de cotizaciones sociales adoptadas. En el ámbito laboral, es fundamental suprimir las cuotas empresariales a la Seguridad Social en ERTEs y reducir las cuotas sociales para aquellas empresas que se comprometan a mantener el empleo en condiciones y plazos claramente delimitados. También pedimos flexibilizar las medidas de suspensión de contratos de trabajo; reducción de jornada y articular otras nuevas, de manera que se permita adecuar la plantilla de las compañías a la paulatina recuperación de la actividad, limitando el alcance del compromiso del mantenimiento del empleo y los efectos de su posible incumplimiento. Hay que apostar por todas las medidas de flexibilización posibles, desde el teletrabajo a la entrada escalonada de las empresas e incluso a la formación online. Los empresarios reclamamos una mayor flexibilidad en la gestión y concesión de las líneas de créditos de ICO, así como otra línea adicional de ayudas para las empresas más pequeñas con avales del 100%.
—Para usted, que también es presidenta de la sanidad privada de Balear… ¿cuál es la receta?
—¿Mi receta? Es evidente: reactivar cuanto antes la actividad de aquellas empresas y sectores que, garantizando la salud de los trabajadores, sean capaces de satisfacer la demanda interna para evitar el colapso económico de Baleares y, en paralelo, acelerar la recuperación del turismo en Baleares y su efecto tractor en nuestra economía. Es urgente conocer la incidencia real de la COVID-19 y para ello es preciso aumentar extraordinariamente el número de test, y, en ese sentido el compromiso empresarial es absoluto. Deberíamos ser capaces de abrir los aeropuertos de Baleares al turismo internacional cuanto antes y este debe ser un objetivo a alcanzar no más allá del 1 de julio. Pero para eso es necesario que las administraciones asuman su responsabilidad a la hora de proveer de los equipos de protección individual, los EPIS, específicos para paliar un problema de salud pública que no puede considerarse como un problema de riesgos laborales. Estamos ante una situación que, tal como reconoce de forma explícita el Gobierno de la nación, es un problema de salud pública, y no de riesgos laborales, como lo demuestra el hecho de que la autoridad competente es el Ministerio de Sanidad y, por ello, las administraciones no deben descargar su propia la responsabilidad sobre la espalda de las empresas.
—¿Esto que dice se fundamenta en hechos concretos?
—Por supuesto. Precisamente, desde la Comisión de Construcción de CAEB acabamos de proponer, por ejemplo, el compromiso del sector para movilizar 2.000 millones de euros de inversión privada para reactivar la economía de Baleares, generando más de 20.000 puestos de trabajo y dando solución a corto plazo al problema de emergencia social provocada por la falta de vivienda digna y asequible que padecen los ciudadanos de Baleares. Una propuesta en la que las empresas se comprometen a cubrir todos los costes de test y pruebas necesarias para los trabajadores y sus familiares, en coordinación con las autoridades sanitarias, teniendo en cuenta que esta importantísima inversión privada se basa exclusivamente en suelo ya urbanizable y que, además, conllevaría un notable incremento de ingresos vía impuestos para que las administraciones puedan sostener los servicios públicos. Y hay más sectores que pueden ser potenciados para contribuir al bienestar ciudadano.
—Como presidenta de los empresarios de Balears, ¿qué es lo que más le preocupa en estos momentos?
—Lo que me preocupa es que nos paralice el miedo. Que no tengamos coraje para transformar Baleares en una región segura y competitiva, inclusiva y sostenible, adaptada a un mundo que ya no será como antes. Y me preocupa que no seamos capaces de utilizar los recursos que disponemos. Por ejemplo, la Fundación Impulsa, que es una fuente de conocimiento estratégico. En Impulsa están empresas que aportan un significativo porcentaje al PIB de Baleares y que generan decenas de miles de puestos de trabajo; está el Govern, y también están todos los que saben porque en Impulsa comparten conocimientos agentes sociales, universidad, colegios profesionales, despachos con un expertise en múltiples áreas del conocimiento y, en la que también orbita la Organización Mundial del Turismo lo que, en Baleares, no baladí. Por eso, de la misma forma que la electricidad atmosférica se acumula en un pararrayos, deberíamos concentrar todo el talento que tenemos en Baleares en este punto y utilizarlos para proyectarnos con éxito a la ‘nueva normalidad’ que nos espera.