Beneficios físicos de la siesta
Reduce la tensión arterial. La disminución de alerta y la conciliación del sueño después de comer, conlleva a la reducción de cortisol, una hormona que se relaciona directamente con la ansiedad y el estrés. Por la mañana, al despertar los niveles de cortisol suben para activar el cuerpo. Si el día es agitado, esta hormona no descienden, y tampoco lo hace la presión arterial. La siesta conlleva una pausa en el día y el cortisol desciende para poder dormir, por lo tanto el corazón también descansa y la presión arterial disminuye.
Prevención de problemas coronarios. Al reducir los niveles de cortisol, como ya se explica anteriormente, el metabolismo de las grasas y del azúcar se activan de manera sustancial lo cual es beneficioso para reducir niveles de glucosa y colesterol en sangre. Estas sustancias en exceso obstaculizan las arterias coronarias, y estas tienen dificultad para suministrar al corazón suficiente sangre, oxígeno y nutrientes. Por lo tanto, evitan enfermedades cardiovasculares como insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial, exceso de colesterol o infarto de miocardio.
Beneficios psicológicos de la siesta
Estado de ánimo. Al descansar la mente, mejorará tu humor y descenderá la irritabilidad, por lo tanto, serás menos impulsivo y más capaz de hacer frente a la frustración. Además, en verano por la noche cuesta conciliar el sueño, por lo que una siesta puede mejorar el estado de ánimo a medio día. Además, fomenta la positividad, las personas que pasan por la fase REM durmiendo aumentan su receptividad ante la expresión facial de felicidad. Y estimula la creatividad, ya que aumenta la actividad cerebral en el hemisferio derecho, zona del cerebro asociada con esta capacidad.