El Dr. Javier Rascón, nuevo director médico del Hospital Juaneda Miramar.

El Dr. Javier Rascón es el nuevo director médico del Hospital Juaneda Miramar. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid es especialista en Medicina Interna por el Hospital Son Dureta de Palma. Ha desarrollado su labor en Son Dureta, en Son Espases y en el Hospital Juaneda Miramar. Es máster en Manejo Clínico de Enfermedades Autoinmunes por la Universidad de Barcelona y en Gestión Clínica de Unidades Asistenciales por la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid.

El Dr. Rascón cuenta con una amplia experiencia en la atención hospitalaria y ambulatoria, destacándose en la gestión de unidades asistenciales, la implantación del nuevo sistema de información hospitalaria en el Hospital Son Dureta, y en la docencia como tutor de residentes. Es miembro activo de diversas sociedades científicas y ha participado en múltiples proyectos de investigación, con publicaciones en revistas científicas de prestigio, así como en ponencias y comunicaciones en congresos.

El Dr. Rascón ha demostrado un fuerte compromiso con la salud digital, por lo que liderará la innovación y digitalización en la atención sanitaria y asegurará la mejor atención médica y humana poniendo en juego su experiencia y vocación humanista.

—¿Cuál es su proyecto como nuevo director médico para el Hospital Juaneda Miramar?
—Por un lado, hemos de ser capaces de gestionar la enfermedad. Es decir, que la persona que tiene una molestia o un problema de salud tenga de nosotros una respuesta rápida, eficaz y proporcionada. Pero, en paralelo, tenemos que saber cómo gestionamos la salud, como pasar de un modelo basado en la 'enfermedad' a un modelo integrado también en la salud. Cada vez vivimos más, tenemos más inquietudes y expectativas y creo que es interesante combinar estos dos modelos, tanto de gestión de la enfermedad, como de promoción de la salud.

—¿Cómo pueden plasmarse estos objetivos en el día a día?
—Primero, tenemos que ser capaces de transmitir lo que somos, nuestros valores y nuestra oferta y, que la persona, que puede ser un paciente o alguien que quiere encontrarse mejor, ya no tanto un enfermo en un sentido clásico, tenga una respuesta. Todo esto precisa de una oferta y de unas instalaciones determinadas, de unos profesionales que den respuestas a estas necesidades, ordenar todo lo que es la parte estructural y arquitectónica, y trabajar todos de una manera muy coordinada. Hay que tener en cuenta que una misma persona puede tener un problema de salud, pero a la vez puede querer gestionar su enfermedad. Siembre ha de existir esa conexión entre profesionales, que garantice que, tenga la demanda que tenga, se acabará resolviendo o gestionando de la mejor manera posible.

—¿Cómo asume el gran desafío de la digitalización de la salud, de la llegada de la inteligencia artificial?
—Hablamos mucho de digitalización y de inteligencia artificial (IA) pero creo que es importante distinguir qué es cada cosa y tener la percepción, tanto a nivel de usuario como de profesional sanitario, de qué implican. La digitalización no es llenar un hospital o los consultorios de ordenadores o de mucha tecnología. Eso sería informatización, que a veces no va en paralelo con una mejor experiencia del usuario y del trabajador. La digitalización es usar la tecnología para hacer las cosas mejor, más eficientes, más rápido, con menos recursos y, sobre todo, que tengamos una mejor experiencia, tanto el trabajador, que usa esas herramientas para hacer cosas que de otra manera le llevarían mucho más tiempo y serían más fatigosas y más frustrantes, como para el paciente, eliminando burocracia, circuitos redundantes, el exceso de papel y un mejor control de su información.

—Y ahora, además, la IA…
—La IA es ahora la estrella en todas las conversaciones sobre digitalización. Pero ¿qué es la IA, es inteligente la IA? Son buenas preguntas. La IA es la capacidad que tenemos ahora, gracias a esa tecnología, de recoger, analizar y extraer información muy buena de una gran cantidad de datos, sean de salud, de personas, del medioambiente, de fármacos… Para entender la IA lo primero que tenemos que hacer es pensar en datos, que es de donde podemos sacar toda la información. Todo eso nos sirve, primero, para aprender, tanto de enfermedades como de pacientes y poder optimizar tratamientos para cada persona. Con la IA podemos hablar de medicina a la carta. Tenemos además tecnología para impresión de prótesis en 3D. Si un paciente tiene un problema en un hueso concreto, seremos capaces de imprimirlo a su medida para que no vaya a darle ningún problema. Ya estamos creando fármacos nuevos que podremos desarrollar de una manera mucho más sencilla al tener el conocimiento necesario para hacerlo. Las posibilidades serían impensables hace muy pocos años.

El Dr. Rascón en las instalaciones exteriores del Hospital Juaneda Miramar.

—También se habla mucho de la IA generativa...
—Todos estamos oyendo hablar de ChatGPT y de todo este tipo de soluciones, que de momento nos quedan lejanas, sin tener una aplicación directa o estructurada, pero que ya nos permite ver cómo el futuro la manera en la que vamos a relacionarnos con esos datos va a ser mucho más amigable, amena y productiva, tanto para nosotros, los profesionales, como para los pacientes, que van a encontrar soluciones mucho más usables y humanizadas. La paradoja es que la IA, bien entendida y bien usada, al poder manejar ese volumen de datos, nos va a quitar mucha burocracia y va a permitir hacer una medicina mucho más humana, evitando a los profesionales un trabajo administrativo que muchas veces colapsa o satura su tiempo.

—¿Qué pasos se están dando para mejorar la humanización de la salud?
—La 'humanización' es una palabra que me da pena, porque es algo que nunca debía haberse perdido. Si hay alguna profesión que tenga que ser humana, sensible y empática, precisamente es la Medicina. Hemos de pensar qué hemos de hacer a nivel del colectivo sanitario para hacer humano lo que ya debería serlo. En gran parte, hemos informatizado, pero no hemos digitalizado. Hemos puesto muchas herramientas y protocolos, mucha burocracia, que nos ha ayudado a tener cierto control tratando de evolucionar un modelo analógico, que nos parecía insuficiente y que no aportaba la suficiente seguridad. Pero estamos en un entorno sanitario que demanda seguridad, pero que a la vez demanda el trato directo con la persona. Para humanizar (o rehumanizar), hemos de ser capaces, primero, de crear una capa digital que permita a los profesionales de todo el colectivo sanitario liberar tiempo para hablar con el paciente. Y luego, como estructura sanitaria, como cultura, como hospital, tener esa escala de valores y transmitirla a todas las personas que se incorporan. Que no quede ninguna duda de los valores por los que apostamos y sobre qué línea queremos seguir trabajando. Y evidentemente, lo que es el trato humano y personal, lo que es la relación médico-paciente, enfermero-paciente, profesional sanitario-paciente, no puede ser en otro marco que el humanista y considerando no sólo la patología, sino también la experiencia, buscando una relación mucho más directa y ligada entre profesionales y pacientes.