La empresa contratada por la iglesia de San Jacinto para llevar a cabo la tala del ficus centenario ubicado dentro del espacio de la parroquia ha empezado este martes con las tareas previas de poda del árbol, lo que ha obligado a tomar medidas de regulación de tráfico que se mantendrán «lo que duren los trabajos», han confirmado fuentes municipales.
El párroco de la iglesia de San Jacinto, Javier Rodríguez, ha asegurado en declaraciones a Europa Press que, «de momento», lo que se está haciendo es una poda del ficus --de la que ha alertado la plataforma Salva tus árboles en sus redes sociales-- y ha confirmado que «sintiéndolo en el alma, hay que tomar una decisión drástica», justificando la tala del ejemplar en que «lo más importante es la seguridad de las personas y del templo».
Los gastos derivados de la tala y los trabajos previos a la misma corren a cargo de la parroquia, costes que «van a ser cuantiosos» y que serán detallados en las próximas semanas por Rodríguez para que «se sepa» cuál es la situación y los «males» que «está causando» el ficus, según las declaraciones del párroco, que ha pedido comprensión a las entidades ciudadanas que se están concentrando estos días para exigir que se conserve el ejemplar.
El párroco ha recordado los informes propios y municipales que apuntan a la «necesidad de talar» el citado árbol, documentación que fue trasladada a la Comisión de Patrimonio Histórico de Sevilla para que comprobara cómo está afectando el ficus tanto al Bien de Interés Cultural (BIC) que constituye la Iglesia de San Jacinto «como a los viandantes».
Rodríguez ha recordado que, en marzo del pasado año, una rama de este árbol se desplomó hiriendo a seis personas, tres de ellas hospitalizadas. De las consecuencias de este accidente, ha afirmado, se tuvo que «hacer cargo» la parroquia como «responsable» del árbol.
La Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, adscrita a la Consejería de Cultura, apostó por que fueran «especialistas» los que fijasen «el alcance» de las medidas a aplicar a este árbol, es decir, quienes las definiesen. Finalmente, y previa petición del apeo por parte de la parroquia dueña del ficus por estar en sus terrenos, la Gerencia de Urbanismo concedió la licencia de apeo o tala.
La Gerencia analizó, en su momento, tanto la solicitud de tala como el informe sobre la afección del árbol en la parroquia, así como el informe de Parques y Jardines en respuesta a la solicitud hecha por la propia administración local sobre la «viabilidad» de mantener el ejemplar.
Sobre este último punto, el informe municipal señalaba que «siempre y cuando se tomen medidas de conservación, no sería necesario el apeo», toda vez que esas medidas de conservación recaen en el titular o propietario del BIC, que es la propia parroquia.
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