La investigación se inició en septiembre en Tarragona, después de recibir la denuncia de la propietaria de una empresa que actuaba en toda España en la que les informaba que, de manera casual, «habían advertido que en un ordenador corporativo de la empresa» había una carpeta que contenía imágenes y vídeos de contenido pedófilo.
El empleado era un hombre residente en la provincia de Almería que había finalizado su contrato recientemente, y los agentes abrieron una investigación y solicitaron la entrada y el registro al domicilio del sospechoso.
Durante el registro, obtuvieron «pruebas suficientes de la comisión de delitos» en forma de imágenes, vídeos y chats de WhatsApp, por lo que detuvieron al hombre e intervinieron móviles, pendrives, discos duros y tablets donde encontraron vídeos de menores de entre 10 y 12 años realizando actos sexuales entre ellos o incluso con un adulto.
En los vídeos también observaron al detenido «realizando abusos directos sobre algunas víctimas», y comprobaron que algunos vídeos eran de antiguos.
Gracias a los chats de WhatsApp, los agentes pudieron identificar a varios menores y avisaron a sus progenitores, mientras que el detenido quedó a disposición del Juzgado de Instrucción 1 de Tarragona e ingresó en un centro penitenciario de Almería.
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