De esta forma, el Museo celebra su 25 aniversario a través de una «ambiciosa» presentación de su Colección en todas las salas, que cuenta con el patrocinio de BBK. La muestra está concebida como un gran tríptico expositivo y se compone de tres aproximaciones temáticas que dialogarán entre sí y permitirán redescubrir las obras que han definido históricamente tanto el interior como el exterior del Museo.
Así, por primera vez en su historia, todas las plantas del edificio albergarán en todos sus espacios, muchos de ellos dedicados habitualmente a exposiciones temporales, una visión panorámica de la Colección que el Museo ha ido adquiriendo desde su fundación hasta nuestros días, según han informado los responsables del Museo.
'Marcando la historia' en la tercera planta, 'Desplegando narrativas' en la segunda y 'La vida material' en la primera planta constituyen los ejes temáticos de esta gran exposición colectiva.
Diálogo entre propuestas
Cada una de las propuestas tendrá un concepto a la vez autónomo y en diálogo con el resto, sugiriendo múltiples secciones e intersecciones entre las distintas geografías, temporalidades y áreas de interés, que ofrecerán una nueva visión de la Colección.
Entre los aspectos excepcionales de este proyecto expositivo destaca la presencia de piezas raramente expuestas y nuevas adquisiciones, así como el retorno a salas de obras de gran formato recientemente restauradas.
'Marcando la historia' está protagonizada por dos piedras angulares del Museo Guggenheim Bilbao: la arquitectura de Frank Gehry y una selección de obras que singularizan momentos clave de la historia del arte tras la segunda guerra mundial.
Con la clara ambición de amplificar arte y arquitectura, se celebran los espacios diáfanos y llenos de luz de la planta superior del Museo a través de algunas de las piezas más sobresalientes de su Colección, que se reinstalan revelando la condición original del edificio, tras abrir los lucernarios y eliminar las particiones interiores añadidas a lo largo del tiempo.
Figuras de vanguardia
Esta muestra se inspira tanto en el acervo de obras de artistas individuales como en los movimientos artísticos reflejados en la Colección, a través de figuras de la vanguardia cuyas contribuciones fueron determinantes en su ámbito. Así, cada galería ofrece la oportunidad de ver el trabajo de un único artista o de varios autores que exploran preocupaciones similares.
Las obras de Cristina Iglesias y Sol LeWitt se mostrarán en espacios diseñados para instalaciones específicas, mientras otras salas acogerán instalaciones temáticas. La primera, dedicada a la abstracción de posguerra en Nueva York, une las obras de Willem de Kooning, Mark Rothko, Lee Krasner, Clyfford Still, Robert Motherwell y Ellsworth Kelly, señalando algunas de las voces más significativas del periodo, cuando se desarrolló un vocabulario radical basado en la expresión abstracta.
Otra de las salas brinda la oportunidad de observar la evolución de la expresión abstracta hacia nuevos lenguajes que se desarrollan en las décadas de 1960-1980 a través de artistas reconocidos por su experimentación con nuevas materialidades, la incorporación de la serigrafía y el uso del texto en la obra artística; entre ellos, artistas como John Chamberlain, Cy Twombly, Robert Rauschenberg, Sigmar Polke y Jean-Michel Basquiat.
La siguiente sala destaca la manera en la que una selección de artistas españoles abordan la abstracción y sus evoluciones a través de obras de Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Antoni Tàpies, Pablo Palazuelo, Cristina Iglesias y Juan Uslé.
Distintas generaciones
El interés por los medios de comunicación de masas y la cultura popular ha sido una fuente de inspiración para artistas como James Rosenquist, Andy Warhol, Gilbert & George y Jeff Koons, que se encuentran en otra de las galerías.
'Desplegando narrativas' reúne una selección de obras de veinte artistas realizadas entre 1957 y 2019 en medios como pintura, escultura, fotografía, obras en papel e instalación, ofreciendo una visión expansiva de los paradigmas de la narración y desde diversos movimientos de la segunda mitad del siglo veinte.
Algunas de las galerías están dedicadas a artistas individuales con instalaciones específicas de gran envergadura espacial y dimensión experiencial, como las de Christian Boltanski y Francesco Clemente, o para resaltar series singulares de la Colección como la de George Baselitz o Alex Katz.
Otras muestran obras que experimentan con la materialidad y las nociones de mitología, simbolismo e historia, como las de Joseph Beuys y Anselm Kiefer, o enfatizan las manifestaciones performativas y corporales a través del tema, técnica y material, como las de Yves Klein o Yoko Ono.
Miguel barceló
En otros casos hay grupos de obras que también confluyen bajo temas más amplios que expanden las posibilidades de la narrativa incluyendo obras de Miquel Barceló, Jenny Holzer, Abigail Lazkoz, Juan Luis Moraza, Juan Muñoz, Ernesto Neto, Javier Pérez, Antonio Saura y Julian Schnabel, entre otros.
'La vida material' recoge una selección de obras pertenecientes a los últimos cincuenta años de arte global y presenta, casi como un paisaje, «la fuerza de este reconocimiento que es, también, una inagotable reinvención». Convergen en ella piezas de artistas como Doris Salcedo, Gerhard Richter, Mona Hatoum, Richard Long, Asier Mendizabal, Susana Solano, Itziar Okariz o Rodney Graham, entre otros.
A través de un préstamo a largo plazo al Museo Guggenheim Bilbao, la exposición incluye una obra de la artista y escritora japonesa Yayoi Kusama (Matsumoto, Nagano, 1929). Figura pionera y destacada de la creación contemporánea, Kusama concibe el arte como un medio para el cambio social y se sirve para ello de la performance, la pintura, el dibujo, la escultura, la literatura, y de sus célebres instalaciones inmersivas, las Infinity mirror rooms.
En Infinity Mirrored Room - A Wish for Human Happiness Calling from Beyond the Universe (2020), una de las últimas obras realizadas por la artista, Kusama introduce en una experiencia inmersiva.
Este espacio proyecta las alucinaciones de la artista, la necesidad de la «auto obliteración», y hace al público partícipe de su universo obsesivo, invitándole a desaparecer también en su «vibrante juego de las luces de colores, que se multiplica sin límites en las paredes especulares de una habitación infinita».
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