Continúa el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid por el asesinato de Denisa Dragan en Alcorcón | Europa Press

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Rocío Martínez Santamaría, acusada del asesinato de Denisa Dragan, ha confesado en el juicio por primera vez que clavó a la joven una navaja que le dio Mario T. y ha manifestado que su intención no era matarla sino solucionar las cosas al mantener una relación sentimental simultánea con su pareja.

Denisa Dragan, una adolescente de 17 años de nacionalidad rumana, murió de una puñalada en el abdomen la noche del 25 de noviembre de 2018 a las puertas del local donde vivía con su novio. Meses antes, recibió amenazas de muerte por parte de la acusada.

Rocío M. se enfrenta a una petición fiscal de 26 años de cárcel por asesinato, amenazas y acoso moral, mientras que Mario afronta una pena de 20 años de prisión como cooperador del asesinato. La defensa de la chica solicita la atenuante por adicción a las drogas y la eximente por el trastorno de personalidad que padece.

La joven sostiene que en aquella época era toxicómana y que no podía controlar los impulsos por el trastorno límite que sufre. Dice incluso que la mañana del crimen fue en una cunda con Mario a Valdemingómez a «pillar» drogas. Sin embargo, esta supuesta adicción no está respaldada por informes forenses ni por el penitenciario.

Ante lo que se denomina confesión tardía, el abogado de la familia, el letrado Marcos García Montes, ha adelantado a los periodistas que en su informe final rebajará la solicitud de pena que pide para Rocío al pasar de 25 a 20 años de prisión.

La acusada solo había reconocido hasta ahora el asesinato en medio de una crisis de ansiedad en una sala de espera hospitalaria. En los informes previos, su abogado manifestó que no era responsable de los hechos, pero de manera subsidiaria pidió que se apreciara en su conducta circunstancias atenuantes.

García Montes aumentará, por otro lado, la condena que solicita para Mario por la agravante de dolo eventual al reconocer en su declaración que llevó a Rocío al escenario del crimen después de un episodio de « frenesí» en el coche con golpes a los cristales por los celos que le ocasionó el ver una solicitud de amistad de Denisa.

El dolo eventual se refiere a aquella persona que aun sabiendo el resultado y el daño que puede provocar una determinada acción, continúa haciéndolo y no descarta el resultado que puede llegar a ocurrir.

La madre de Denisa, vestida de negro, ha escuchado atenta los interrogatorios de los acusados, cubriéndose la cabeza con una capucha y ocultando su rostro con unas gafas negras y mascarilla del mismo color. En su mano, apretaba un papelillo enrollado para aliviar la tensión que le generaba escuchar a los asesinos de su hija.

Le quiso dejar esa noche

En su declaración, la acusada ha relatado que mantenía una relación con el acusado desde junio de 2018 y que por la propia Denisa se enteró que estaba con las dos a la vez. «Yo estaba obsesionada y obcecada. Denisa se puso en contacto conmigo a través de Instagram. Este hombre tenía dos mujeres», ha espetado.

La joven ha admitido que la víctima y ella se mandaban mensajes pero no llegaban a amenazas de muerte. A preguntas de la fiscal si la advirtió de que la iba a matar, ha replicado que ella nunca diría eso, manifestando que su móvil era manipulado tanto por Mario como por sus amistades.

Sobre el día de los hechos, ha recordado que era domingo y que por la mañana habían ido a una conducción a Valdemingómez a «pillar cocaína y hachís». Mario se dedicaba supuestamente a cundas --conducciones para llevar a gente a poblados de venta de droga-- y era habitual que ella le acompañara, una afirmación que el acusado niega.

«Fuimos a cenar al burguer. Vi que Mario tenía una conversación con Denisa en el móvil pero sus mensajes estaban borrados. Cuando los vi, le dije que me dejara en la parada de autobús para irme a mi pueblo porque le quería dejar», ha narrado llorando.

Según su versión, Mario la dijo que no la llevaba y que la iba a acercar a casa de Denisa para solucionar las cosas. «Yo no sabía dónde vivía. Mario me llevó a un local y me dio una navaja abierta de color negro, no sé con que finalidad hacia todo. Fui a la puerta donde parecía que estaba habitado», ha explicado.

Rocío ha insistido en que no sabía que llevaba una navaja en la guantera y que se la dio ya abierta. «Eso pasó porque yo llevaba una navaja en la mano. Me llevó directamente él», ha dicho.

Nada más abrir la puerta, Rocío pidió a Denisa que le mostrara los mensajes y ésta se puso nerviosa. «La clavé una navaja y dijo ay. Me asusté y me fui. Estaba muy nerviosa e iba drogada», ha expuesto.

Regresó al coche pero no le contó nada a Mario. Tras ello se fueron a Aluche y, de ahí, a San Isidro a la casa de los tíos del encausado. La joven ha dicho que si hubiera sabido que iba a fallecer, hubiera llamado al 112.

La tía de Mario vio que estaba muy nerviosa y que algo sucedía. Se enteraron de que la joven había muerto a las siete de la mañana. La familia del acusado le pidió que no le inculpara. Rocío llamó entonces a su madre y su padre, guardia civil, fue a buscarla a Alcorcón. Llamó entonces a la policía para entregarla. «Dijo; tengo a Rocío Martínez Santamaría», ha contado.

La joven ha contado sus problemas con las drogas, una adicción que incluso la llevó a estar ingresada en un psiquiátrico. «Llegué a pegar a mi madre con el mono porque no tenía dinero», ha reconocido entre lágrimas.

Los forenses manifestaron en la pericial que la puñalada era tan profunda que tenía dos trayectorias ascendentes --de entrada y salida--, indicando que se produjo con un cuchillo afilado tipo jamonero y no con una navaja. El arma homicida se encontró en un contenedor próximo al lugar de los hechos.

Sintió la muerte de denisa

Frente a su relato, Mario ha negado que portara un arma en la guantera de su coche aunque reconoce que llevaba una navaja chiquitita. También sostiene que no acercó a Rocío a la casa por su propia voluntad. «Ella me dijo voy o me llevas», ha relatado.

El acusado ha contado que conocía que su expareja y la víctima se insultaban a través de Instagram, diciéndole en varias ocasiones a Rocío que frenara su comportamiento para que no fuera a más.

Respecto al crimen, ha negado que esa mañana fueran a Valdemingómez manifestando que estuvo tranquilo en casa de su abuela con la acusada fumando porros. Ya por la tarde, fueron a un Mcauto y Rocío vio que le llegó una solicitud de amistad de Instagram de Denisa.

«Empieza a dar golpes en el coche. Se pone como loca y yo salgo. Cuando para el frenesí, me dice que la lleve a casa de Denisa. Ella sí sabía donde vivía», ha manifestando en contradicción con lo dicho por la encausada.

Según su testimonio, bajó del coche solo con una bolsita de insulina y se dirigió a la puerta del local, donde empezó a dar golpes. Esa noche llovía mucho y él solo escucha los porrazos en la puerta al ser de chapa.

«No me alarmé porque pensaba que no había nadie. No escuché gritos ni a perros. No vi que saliera con ninguna navaja. Pudo tirarla en el trayecto posterior», ha explicado y ha reconocido por primera vez que la chica le confesó a los minutos que había pinchado a su exnovia en la tripa. Entonces se quedó en shock sin saber qué hacer.

Decidió llamar a su tía, psicóloga de profesión, para que le aconsejara. Según ha dicho, su familiar se quedó hablando con Rocío mientras él se fue con su tío a por insulina para la joven. «Me dijo que me había metido en un agujero negro», ha confesado.

Mario ha recordado episodios violentos que vivió con su expareja cuando por ejemplo le rompió el móvil o le dejó una marca de arañazo en la cara. «Yo tenía cariño y aprecio a Denisa. Sentí su muerte», ha concluido.