El equipo de la compañía Dagoll Daglom para su último espectáculo de creación, el musical 'L'alegria que passa', una adaptación de una obra original de Santiago Rusiñol | Europa Press

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La compañía Dagoll Dagom ha adaptado el clásico simbolista 'L'alegria que passa' de Santiago Rusiñol y lo ha convertido en un musical que será su último espectáculo de creación, y que se podrá ver a partir de marzo de 2023 en el Teatre Poliorama de Barcelona.

Así lo ha explicado este jueves durante la presentación del espectáculo en Barcelona la productora artística Anna Rosa Cisquella junto al director de escena, Marc Rosich; el director musical, Andreu Gallén y la directora coreográfica, Ariadna Peya.

El elenco de actores está formado por Àngels Gonyalons, que interpretó a Blanca en la primera producción de 'Mar i cel' en 1988, y lo completan Mariona Castillo, Jordi Coll, Júlia Genís, Eloi Gómez, Pol Guimerà, Basem Nahnouh, Pau Oliver y David Pérez-Bayona.

Cisquella ha destacado que el texto del musical «contiene poéticamente el eterno dilema de Rusiñol» sobre el arte y la relación del artista con la sociedad, y que es fiel a la fusión de lenguajes con la que ya experimentó el propio autor con el teatro lírico.

El choque entre dos mundos

'L'alegria que passa' empieza cuando una compañía musical llega a un pueblo gris, monótono e industrial contratada por el alcalde; será entonces cuando su hijo, Joan, se enamore de la gran estrella de la compañía, Zaira, que, a diferencia de él, está cansada de su vida nómada y quiere quedarse a vivir en el pueblo.

Entonces entrarán en conflicto el agresivo mánager de Zaira y el alcalde, que obliga a su hijo a renunciar a sus sueños, y el espectador verá las consecuencias del choque entre dos mundos.

Este es el musical número 26 y el último espectáculo de creación de la compañía, que en junio ya anunció que se despediría definitivamente después de 50 años de actividad con una reposición de 'Mar i cel' de Àngel Guimerà en 2024: «Está en mente. Si Dios quiere, en principio, la idea sí que sería volverlo a hacer», ha explicado Cisquella.

Convierten la pieza "en una fábula contemporánea"

Para Marc Rosich, el musical transforma la pieza original «en una fábula contemporánea» y aborda los amores imposibles y los choques entre dos mundos, como el de la poesía con la prosa o el de los vecinos del pueblo y los artistas de la compañía.

La pieza original de Rusiñol era corta, de apenas 20 minutos, por lo que en esta ocasión se ha alargado convirtiéndola en un montaje de hora y media sin entreacto «aumentando la complejidad de los personajes» e incorporando fragmentos de otras obras de Rusiñol, como 'Ocells de fang, ocells de pas' y 'El poble gris'.

Música y coreografía "al mismo nivel"

Andreu Gallén ha destacado que es un espectáculo ambicioso que «va al límite con las vivencias de los personajes y con el simbolismo del modernismo para interpelar al espectador», que bebe de los musicales anglosajones contemporáneos del siglo XX y que abarca desde el rap hasta baladas clásicas o rockeras.

Para esta producción, ha diseñado una sonoridad acústica con baterías y guitarras para simbolizar la compañía de artistas y otra paleta de sonidos más electrónicos a partir de bases electrónicas, que representará al «pueblo gris».

Ariadna Peya se ha referido al montaje como un juego de transformaciones y un diálogo entre disciplinas que pone «todos los lenguajes escénicos en el mismo nivel» con la danza al servicio de la historia y la emoción, y ha destacado el eclecticismo de los intérpretes, que provienen desde el teatro de texto hasta del musical y del 'hip hop'.