La obra, editada por Círculo Rojo, es un trabajo de investigación periodística que continúa la labor iniciada en otro título anterior, 'Ciudadano Zaplana, la construcción de un régimen corrupto' (Akal, 2019) y pretende exponer ante el lector «una radiografía de las cloacas del poder», explica el autor a Europa Press.
Arabí coincide en que la actualidad le ha hecho la campaña publicitaria al libro, ya que uno de los casos que aparecen en sus páginas es el de Azud, del que se están conociendo nuevas revelaciones. También realiza una inmersión en otras causas como Erial o Taula, en las que hay muchos nombres que se repiten, puesto que el volumen no solo pone el acento en los políticos, sino también en los empresarios que participan en las trampas.
Se trata de una investigación periodística casi con reminiscencias de «thriller o novelescas» por la que desfilan traficantes de poder y de armas, testaferros de medio mundo, maestros del escapismo financiero offshore o falsos y verdaderos espías.
Y es que el relato describe un tiempo en el que los votos se compraban y los políticos y técnicos corruptos de derechas e izquierdas compartían «mordidas». «El PP institucionalizó la corrupción por su hegemonía durante años y el PSPV sufría una anemia brutal en sus cuentas» que condujo a algún caso como los que se están viendo en Azud, apunta.
De nuevo, uno de los máximos protagonistas del libro es el expresidente de la Generalitat Valenciana y exministro Eduardo Zaplana, «un hombre no de partido, sino de poder», según le define Arabí.
Pese a su «caída», el periodista sostiene que el exdirigente 'popular' «aún mantiene mucho poder» y pone como ejemplo «la campaña» que se promovió para su puesta en libertad por motivos de salud o la defensa «basada en teorías de la conspiración» ante su situación judicial. «Zaplana consiguió convertirse en el jefe de una familia, del zaplanismo», asevera.
"la tormenta perfecta"
El autor cree que «la corrupción ha existido, existe y existirá mientras la condición humana sea la que es y el dinero siga teniendo el valor que tiene». Asimismo, hace notar que, al igual que se produjo una burbuja inmobiliaria, hubo «una burbuja de la corrupción», que se desarrolló en unas circunstancias socioeconómicas que constituyeron «la tormenta perfecta».
¿Y por qué en el campo de los promotores y del urbanismo? Porque los políticos no pueden multiplicar por cuatro el valor de una bolsa de magdalenas, pero sí el del metro cuadrado de suelo", resume.
Para Arabí, aunque distintos colectivos tienen una parte de culpa en la extensión de la corrupción, a la clase política le corresponde «un plus porque han sido votados». Sin embargo, advierte: «Lo que está claro es que un político solo no puede hacer nada, aunque este sea Zaplana», ironiza.
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