Tras la aprobación, de manera inicial, de las cuentas el pasado 28 de noviembre -con el rechazo de las enmiendas a la totalidad y la incorporación de 36 enmiendas parciales de la oposición por valor de 1,3 millones de euros-, el pleno ha sometido a votación este miércoles, en sesión extraordinaria, las reclamaciones presentadas por la Federación de Asociaciones Vecinales de Bilbao Hiritarrok y el sindicato LAB, que han sido desestimadas con el rechazo de los dos grupos del Gobierno.
Posteriormente, se ha votado la aprobación definitiva de los presupuestos, que entrarán en vigor el próximo 1 de enero, con el voto contrario de los tres grupos de la oposición y el apoyo de los partidos integrantes del Gobierno local, PNV y PSE-EE.
Entre las reclamaciones de las asociaciones vecinales presentadas al presupuesto municipal de 2023 estaban crear una Mesa Participativa para reforzar la Atención Primaria de los barrios, bidegorris interconectados y seguros o nuevos puntos BilbaoBizi en Masustegui, Monte Caramelo y Altamira, más apoyo a las fiestas populares de los barrios y al comercio local, mejorar las infraestructuras de las escuelas públicas o habilitar una «Casa de la Mujeres».
También se han desestimado las alegaciones presentadas por el sindicato LAB, que pedía la implantación de las medidas necesarias para desarrollar el pacto de Políticas Sociales, impulsar la normalización del euskera en la Administración Publica, la gestión directa del teléfono 010 y la inclusión de cláusulas en los pliegos de contrataciones del Ayuntamiento y de las empresas municipales para garantizar unas buenas condiciones laborales.
Oposición
Desde los grupos de la oposición, la portavoz de EH Bildu, Jone Goirizelaia, ha lamentado que, «un año más, el Gobierno municipal termina el año rechazando todas y cada una de las aportaciones que tienen como objetivo mejorar el presupuesto, y que ya a estas alturas se han convertido en reivindicaciones prácticamente históricas». «Y rechazando estas alegaciones, se rechaza mejorar la situación de los barrios y los bilbaínos, reforzar los derechos laborales y mejorar los servicios públicos», ha advertido.
Goirizelaia ha censurado que se pierde «la oportunidad de mejorar el presupuesto municipal, debido a la falta de talante equipo de gobierno, con el argumento». «Una vez más, la ciudadanía aporta y participa y desde el equipo de Gobierno rechazan cualquier tipo de mejora que no esté recogida en su Plan de Mandato», ha reprochado a PNV y PSE, para añadir que el «escaso compromiso» del gobierno municipal con los barrios «queda más que en evidencia en este proyecto de cuentas».
La portavoz de Elkarrekin Podemos-IU, Ana Viñals, ha censurado al equipo de Gobierno la aprobación de unos presupuestos «en solitario» e «ignorado, un año más», las propuestas de la oposición y de los vecinos. «Nada nuevo respecto a su capacidad de negociación y asimilación de propuestas externas a sus partidos», ha lamentado, para considerar que «no existen los presupuestos buenos o malos, fuertes o débiles, sino decisiones políticas en inversión pública».
En ese sentido, ha considerado que la subida «solo del 5%» de los presupuestos municipales respecto a 2022 «no es ni fuerte ni realista», ha acusado al equipo de gobierno de «confundir a menudo austeridad y rigor presupuestario con inmovilismo y conservadurismo político» y ha advertido de que «la fiscalidad es el pilar que sostiene el ejercicio presupuestario».
La portavoz del PP, Raquel González, ha lamentado que no se haya aprobado ni una sola de las alegaciones vecinales presentadas, a las que ha mostrado el apoyo de los populares, mientras que ha rechazado las planteadas por LAB.
Tras afirmar que el presupuesto de 2023 «trae a los bilbaínos el tener que esperar su turno una vez más», a lo que ha sumado las partidas presupuestarias de 2022 que «no se han materializado», González ha advertido de que el próximo es un año electoral «en el que todos sus promesas y paseos por los barrios que todavía están a la espera». «Habrá promesas nuevas, pero la mayoría se repetirán, como solucionar el viaducto de Rekalde, la llegada de la Línea 4 o las eternas rampas y ascensores de Zurbaranbarri», ha reprochado.
Raquel González ha rechazado los presupuestos del equipo de gobierno «diseñados en los despachos y cuadrados matemáticamente, pero sin ninguna dosis de realidad». La portavoz popular ha criticado unas cuentas «basadas en la subida de tasas e impuestos, aunque se hable de congelación».
Gobierno
La concejal de Hacienda, Marta Ajuria, ha apuntado que las actuaciones planteadas por las asociaciones de vecinos «tienen su momento en el trámite de elaboración de las cuentas y es en el presupuesto participativo».
Según ha dicho, este presupuesto para 2023, «además de contribuir a afrontar los retos y proyectos que como ciudad tenemos por delante», tiene como objetivo «impulsar el desarrollo económico de Bilbao, atender a las personas y sectores más vulnerables, seguir con la inversión pública para mejorar la calidad de vida de las personas y los barrios de Bilbao, y adelantarnos, con una buena gestión de los recursos, a posibles retos e incertidumbres».
El presupuesto para 2023, ha añadido, tiene como finalidad «las personas, los barrios, impulsar las inversiones, la actividad económica, la ciudad, garantizar los servicios públicos y la atención a aquellos colectivos más vulnerables».
La portavoz del PSE-EE, Yolanda Díez, ha defendido que, en estos tiempos de «absoluta incertidumbre», los presupuestos para 2023 «es lo más tangible y seguro y la herramienta que nos va a permitir tener certidumbre el próximo año».
Unas cuentas, ha destacado, que tienen como objetivo «consolidar la recuperación económica de Bilbao, proteger a los bilbaínos frente a la crisis, garantizar el estado de bienestar en la Villa e impulsar una transformación para construir una ciudad más sostenible y competitiva, donde se ponga el acento en las personas».
Para cerrar el debate y tras aprobarse el presupuesto para 2023, el alcalde, Juan Mari Aburto, ha dicho que, a pesar de que parece que los grupos municipales están «en posiciones muy alejadas, la realidad es que en más del 90% del presupuesto todos los concejales y grupos políticos estamos». «Hay un consenso muy importante, es mucho más lo que nos une que lo poco que nos separa», ha asegurado.
Aburto ha señalado que el presupuesto es «la maquinaria que permite que funcione la ciudad y, sobre todo, que lo haga bien». «Son 663,5 millones, con un incremento del 4,8%, y nuevamente son las cuentas más elevadas de la historia del Consistorio bilbaíno, con deuda cero una vez más», ha destacado.
El alcalde ha asegurado que este presupuesto para el próximo año «nos va a permitir adelantarnos con buena gestión a posibles retos o incertidumbres que puedan sobrevenir». Tras remarcar que es «un presupuesto fuerte, valiente, realista, inclusivo y también es sostenible», ha dicho que es también «atractivo, mirando al futuro y teniendo siempre en el centro a las personas, con proyectos de calado para la ciudadanía y para nuestros barrios, de tal manera que todas las áreas van a tener recursos suficientes para llevar adelante sus diferentes acciones».
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