«Vendemos el panecillo del santo, que es lo que comía en aquella época cuando vendió su finca y se fue al desierto. El pan es lo que tenía para alimentarse a lo largo del año», ha explicado Delfín Montero, uno de los voluntarios, en declaraciones a Europa Press Televisión.
Una venta que se sucede año tras año y que genera una gran afluencia de personas que quieren ayudar a través de la compra de estos panecillos. «Se pueden vender 50.000 o 60.000, aunque más bien no es vender, es una donación que hace la gente porque tiene fé en el santo», ha aseverado el voluntario de Mensajeros de la Paz.
Aunque a pesar de las grandes ventas, como ha afirmado Delfín Montero, antes de la pandemia la afluencia era mucho mayor. «Hasta el covid, había días que la cola llegaba hasta la calle de Fuencarral, pero desde el covid para acá la cosa se mantuvo más distante», ha aclarado.
En cuanto a la recaudación, como ha expuesto el voluntario de Mensajeros de la Paz, «todo se destina a ayudar a los pobres, a los necesitados, lo que el Padre Ángel cree que hace más falta».
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