En septiembre de 1948 comenzaba su funcionamiento junto a Sondika, en uno de los pocos terrenos propicios en aquel momento para desarrollar una infraestructura aeroportuaria en el entorno de Bilbao. Su primer vuelo regular comercial fue con Madrid, de la mano de Aviaco.
Los primeros años de vida de la infraestructura transcurrieron en crecimiento constante, con la construcción de una terminal, calles de rodaje y las primeras edificaciones para ubicar los servicios básicos que todo aeródromo debía tener en la época, según han recordado desde AENA.
En 1952 el vuelo a Burdeos puso la primera piedra de los vuelos internacionales, concebido entonces como algo «casi anecdótico e inaccesible».
En 1964 el aeropuerto amplía su pista original, la 10-28, hasta los 2.000 metros, dándole empaque a una infraestructura que en las próximas décadas se antojaría «vital» para Bizkaia y Euskadi en el ámbito de los servicios y el turismo.
En el año 1967 Iberia empezó a operar en Bilbao cuando la terminal registraba 100.000 pasajeros al año, menos de los que ahora pasan por el aeropuerto en una semana.
En la década siguiente, la de 1970, «se invirtió de forma importante» en las instalaciones, con la ampliación de la terminal y del aparcamiento para los pasajeros y se construyó la actual pista 12-30, de cara a mejorar la operativa con los reactores de mayor tamaño que han operado desde entonces.
El Mundial de España de 1982, en el que Bilbao fue sede, conllevó una inversión de 500 millones de pesetas para modernizar el edificio terminal y plantear nuevos accesos al aeropuerto en Sondika.
En los años 90 llegó Lufthansa para conectar con Frankfurt y así completar los que hasta entonces eran los principales aeropuertos de conexión: Madrid y Londres.
Al acercarse el cambio de siglo, la liberalización del transporte aéreo con la aparición de nuevas compañías aéreas y la irrupción del modelo low-cost en Europa, trajeron la necesidad de una infraestructura para el siglo XXI, han rememorado.
En 1999 se puso en servicio la actual torre de control. Al año siguiente se estrenó una nueva terminal y un nuevo aeropuerto en Loiu, con accesos nuevos y más cómodos, mucha más capacidad, mejores servicios para pasajeros y aerolíneas.
Consolidado como la puerta de entrada de la cornisa cantábrica, el Aeropuerto de Bilbao superó en 2018 los 100 millones de pasajeros a lo largo de la historia. Terminada la pandemia, uno de los momentos más difíciles de su historia por el abrupto parón de su actividad, la infraestructura está preparada para nuevos desafíos, según ha informado AENA.
Con un creciente tráfico internacional, más de 60 rutas y alrededor de 6 millones de pasajeros al año, cuenta con un nuevo edificio de oficinas inaugurado el año pasado que posibilita seguir creciendo y dando «un servicio de calidad para que la historia de éxito del Aeropuerto de Bilbao siga su curso en las próximas décadas», han concluido.
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