Urkullu, durante un desayuno de Fórum Europa-Tribunal Euskadi, se ha preguntado «¿por qué se alimenta artificialmente un malestar social?», con la actual situación de Euskadi con un paro tan bajo del 7,4% y con una industria y servicios avanzados en la media europea. «¿Quién se beneficia de la imagen catastrofista que algunas y algunos pretenden trasladar de manera forzada?», ha dicho.
Al Lehendakari, le preocupa «este denodado empeño en dibujar una Euskadi llena de nubarrones con el único objetivo de obtener rédito político». «Es la crispación por la crispación. Buscar el desgaste y el malestar general para un beneficio político particular», ha censurado.
A su juicio, «prima lo individual frente a lo colectivo; el 'yo' por encima del 'nosotras y nosotros'». «Este es el problema: se proyecta un choque permanente entre la exigencia particular y el objetivo de toda Administración que es y debe ser siempre garantizar el bien común», ha apuntado.
Para Iñigo Urkullu, «ambas cuestiones, cuando la primera exigencia es demagógica son, sencillamente, incompatibles». «Esta tarea no corresponde solo a la Administración pública, la responsabilidad es compartida. Es de todas y de todos. Debemos tratar de desterrar las actitudes individualistas en pro del beneficio comunitario. Es, precisamente, en este caldo de cultivo en el que los populismos ganan fuerza; los movimientos que ofrecen soluciones simples a problemas complejos», ha indicado.
A su juicio, los retos que se afrontan «son tremendamente complicados y no se solucionan con respuestas simples». «Comparto esta preocupación, porque las tendencias demagógicas o populistas ganan cada vez más adeptos, especialmente entre las personas jóvenes», ha lamentado.
Tras asegurar que no niega los problemas, ha precisado que no se puede «dar respuestas desde el pensamiento simple a problemas de tanto calado». «Quien ofrezca soluciones simples no dice la verdad. Genera una expectativa falsa en beneficio propio. Lo hace disfrazando su discurso, manipulando, engañando, generando una sensación de malestar y desazón social. Porque siempre habrá personas o grupos que se sientan agraviadas por las decisiones que buscan el bien común», ha indicado.
Urkullu ha asegurado que «la respuesta es compartir una estrategia política de altura, tratar a la sociedad como una adulta, ofrecer la máxima comunicación posible, empoderar a la ciudadanía». «También, en ocasiones, acertar a explicar decisiones que no son populares en el corto plazo, pero son imprescindibles en el medio o largo plazo», a añadido.
Ante ello, ha defendido el modelo en el que cree: el de «comprender las necesidades de la sociedad, compartir un diagnóstico y una estrategia, actuar desde la colaboración, abrazar la mejora continua».
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