Archivo - Ciudad de la Justicia de València | Rober Solsona - Europa Press - Archivo

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Un hombre acusado de matar a golpes al capataz que se ocupaba de domar, cuidar y mantener a sus caballos en una finca ubicada en la localidad valenciana de Torrent ha negado los hechos y ha defendido que ni trabajaba para él ni lo mató: «Nunca lo he tocado».

El juicio contra este hombre ha comenzado hoy en la Audiencia de Valencia ante un jurado popular y el acusado, dueño de la finca de caballos, se enfrenta a una pena de 16 años y 10 meses de prisión por un delito de homicidio y otro contra la integridad moral con la circunstancia agravante de abuso de superioridad, según le reclama provisionalmente el ministerio fiscal. Su defensa reclama la absolución al alegar que no mató al trabajador, sino que éste falleció por un golpe de calor, ya que ese día hacía más de 35ºC.

Los hechos se remontan al 27 de agosto de 2021. Ese día, según la Fiscalía, se inició una discusión entre el acusado y la víctima por la llave de agua de una de las cuadras, durante la que el encausado habría golpeado de forma brusca con un palo al fallecido. Otro trabajador de la finca habría parado la pelea, pero el acusado la retomaría horas después pese a que sabría que los golpes le podían causar la muerte.

Según la fiscal, el acusado solía gritar, insultar, humillar y golpear a la víctima y le causaba hematomas y cortes que se curaba ella misma con medicamentos para caballos porque no quería ir al médico debido al temor que le tenía al procesado.

El acusado, que ha respondido a todas las partes excepto a la acusación particular, ha negado esta versión de los hechos ofrecida por el ministerio público y ha defendido que la víctima no trabajaba para él, sino que lo tenía acogido en su finca, y ha negado que lo matara.

El hombre ha explicado que es dueño, desde el año 1995, de una finca dedicada a la cría de caballos de pura raza y a su venta. Conoció a la víctima en la Casa de Campo de Madrid en 2004 y sobre el año 2010 empezó a ir a la finca, «pero no trabajaba allí», ha aclarado.

«Él me llamó un día y me pidió ayuda. Vino con dos caballos y su padre y le ayudé y se vendieron», ha dicho. Luego «iba y venía a la finca cuando se le antojaba. Tenía llaves y mando. No le daba órdenes de lo que tenía que hacer porque no trabajaba para mí», ha añadido.

Así, ha señalado que la víctima vivía «de lo que había sacado de los caballos y de lo que su padre le ingresaba y de las gestiones comerciales que hacía». «Él no ha trabajado nunca sacando cuadras. Era un señor que venía de una gran familia e intentó ser jinete y no pudo ser», ha apostillado.

Sobre el día de los hechos, ha manifestado que madrugó, se fue a almorzar y luego regresó a la finca a trabajar. A mitad mañana vio de lejos a la víctima, «quien a veces tenía heridas y hematomas, y una cicatriz de un puñetazo. También bebía y era muy mujeriego. Las mujeres se quedaban cautivadas con él, tenía un armario como casi nadie tenía. Botas de 3.000 euros tenía varias», ha dicho. «A veces me decía que le habían pegado pero no le sacaba mucho. Yo nunca le he tocado», ha añadido.

«Estoy indignado con las barbaridades que he oído. Nunca he sido así. Siempre he tenido con él --la víctima-- un trato correcto y nunca le he agredido, ni con palos», ha mantenido.