El nivel del mar podría ascender entre 50 y 80 centímetros para finales de siglo en el Golfo de Bizkaia y su temperatura incrementarse en 3,5 grados, según el centro tecnológico Azti, que alerta de olas extremas con un aumento de media de 16 centímetros por década, un 12% más de superficie en riesgo de inundaciones para el año 2050 y un desplazamiento del hábitat del bonito hacia el norte.
Azti, especializado en la investigación marina y alimentaria, ha publicado una completa memoria que repasa décadas de trabajo investigador y compromiso en buscar una respuesta científica al impacto del cambio climático sobre los mares y océanos.
El documento, descargable en la web de Azti, aporta datos relevantes de la transformación «acelerada y sin precedentes» que están experimentando estos ecosistemas y sirve de herramienta para concienciar, tanto a las instituciones como a la población, de la necesidad de «actuar de forma inminente para proteger y salvaguardar un elemento clave en la vida marina y terrestre».
La memoria de Azti incluye, por ejemplo, algunas de las principales conclusiones derivadas de décadas de mediciones continuas en el golfo de Bizkaia.
Durante este tiempo, el centro tecnológico ha colaborado con diversas instituciones y agentes como Ihobe y Naturklima, en la creación de un Observatorio Marino de Cambio Climático cuya misión consiste en monitorear las tendencias de las condiciones físicas, químicas y biológicas del mar y el litoral, evaluar los impactos actuales y futuros, y contribuir a la toma de decisiones informadas en términos de adaptación y mitigación.
En el caso de la temperatura del mar, monitorizada mensualmente desde 1986, los expertos del centro tecnológico vasco constatan que ha aumentado entre 0,19 y 0,26 grados por década desde 1980, en particular en la zona más sureste y costera.
«Si se mantiene este incremento, para finales de siglo se prevé que pueda alcanzar un aumento de 3,5 grados», destaca Guillem Chust, coordinador del área de cambio climático en Azti.
El calentamiento global de los océanos, tal y como indican desde Azti, provocará una reducción de las biomasas de fitoplancton y zooplancton de un 6% y un 11% a nivel global, respectivamente, también para finales de siglo; el desplazamiento de la vida marina hacia los polos; y puede tener consecuencias como veranos más calurosos en las ciudades del litoral.
«Quizá lo más preocupante de esta mayor temperatura sea que lleva asociada una incertidumbre difícil de acotar por el papel en parte desconocido que pueda jugar el océano en la regulación del clima y las múltiples respuestas de los ecosistemas marinos», añade el experto de Azti.
Otro de los aspectos que monitoriza Azti es el nivel del mar y el oleaje. Según los datos recogidos por el centro, el incremento del nivel del mar se produce a un ritmo de 1,5 a 3,5 centímetros por década desde 1990 y las proyecciones indican que este ascenso podría alcanzar entre 50 y 80 centímetros en la costa vasca para finales de este siglo.
Por otro lado, se han registrado incrementos significativos en la altura extrema de las olas en el sureste del golfo con un aumento promedio de 16 centímetros por década.
Según el informe, este fenómeno probablemente está relacionado con las condiciones tormentosas experimentadas en la última década y está teniendo un impacto notable en la erosión de las playas de la zona.
En cuanto al riesgo de inundación costera, los resultados indican que se espera un aumento del 12% en la superficie en riesgo para el año 2050 y un rango de entre el 24% y el 59% para el año 2100.
Esto significa que la superficie afectada pasaría de aproximadamente 1.700 hectáreas en la actualidad a alrededor de 2.700 hectáreas para finales de siglo.
«El ascenso del nivel del mar tendrá efectos visibles y preocupantes como la pérdida prevista de gran parte de nuestras playas o de los ecosistemas de los estuarios, como las marismas y las praderas marinas, los cuales son elementos importantes en la conservación de la biodiversidad y sumideros de carbono azul», explica Chust.
"impacto de las tormentas"
Con objeto de mejorar la evaluación y predecir el impacto de los temporales sobre la costa, y diseñar medidas enfocadas en mitigar sus efectos, Azti ha liderado una iniciativa en la cual se ha desarrollado una amplia base de datos que recopila información detallada sobre el impacto de las tormentas en el litoral vasco.
Además, se han creado herramientas basadas en sistemas de videometría que permiten medir diversos parámetros del oleaje y su impacto asociado.
Asimismo, otras soluciones que se han implementado son un sensor para medir la fuerza de impacto de las olas sobre las estructuras costeras, modelos informáticos capaces de simular procesos de inundación o un protocolo de alerta temprana para el oleaje e inundaciones.
En la localidad de Biarritz (Francia), se ha desarrollado por ejemplo un método que permite analizar la frecuencia con la que se producirán tormentas que puedan causar pérdidas económicas.
Especies pesqueras
El cambio climático y sus efectos están modificando también la distribución y los movimientos migratorios de las principales especies pesqueras como la anchoa o el atún, dos de los pilares de la economía de la pesca en el País Vasco.
Según los resultados del análisis histórico de los datos de la anchoa del golfo de Bizkaia, la anchoa responde a las condiciones océano-climatológicas avanzando el inicio y fin del periodo de puesta en años cálidos.
En particular, el calentamiento del mar y los cambios en otras variables oceanográficas para finales de siglo podrían conllevar incrementos en la densidad de huevos de anchoa y un incremento en su área de puesta según indican los modelos de nicho ecológico desarrollados por Azti.
Sin embargo, se concluye también que la anchoa es una especie resiliente, poco vulnerable al cambio climático y probablemente favorecida por el calentamiento del mar si las condiciones en la disponibilidad de su alimento no varían significativamente.
En el caso de los túnidos, están experimentando cambios significativos a escala global que requieren una atención especial y uno de los factores detrás de los mismos es la crisis climática.
Conocedores de la importancia de adaptar las estrategias de pesca a estas transformaciones, el personal investigador de Azti ha analizado el impacto del cambio climático en las especies de túnidos más importantes y otros grandes predadores como el pez espada.
«Tras estudiar una serie histórica de datos que van desde 1958 a 2004, las proyecciones indican una tendencia general de desplazamiento de los atunes hacia los polos para finales de siglo. En cuanto a la talla, se prevé una disminución global de su tamaño del 15% para 2050 debido al efecto del calentamiento en el crecimiento de las especies», asegura el investigador de Azti.
En el caso del bonito (atún blanco), los datos recogidos de las tendencias de capturas en el período 1981-2017 indicaron un avance de la llegada de los juveniles en 2,3 días por década, asociado al calentamiento del mar.
«Se espera por tanto un ligero adelantamiento de la costera en el futuro, sobre todo para el inicio del periodo de pesca, y un ligero desplazamiento del hábitat del bonito hacia el norte», destaca Chust.
Cumbre del clima
La memoria publicada por Azti llega como anticipo de la celebración de la 28 edición de la Cumbre del Clima (COP 28), entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en los Emiratos Árabes Unidos.
En la cita, organizada por la Organización de Naciones Unidas (ONU), se presentará el primer balance mundial sobre los avances relativos a los objetivos del Acuerdo de París, adoptado en 2015 en la COP21.
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