El hombre acusado de matar a su hijo en Sueca durante el juicio, junto a su abogado | ROBER SOLSONA

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Forenses han ratificado ante un jurado popular que el niño de 11 años asesinado en la localidad valenciana de Sueca por su padre el 3 de abril de 2022, unos meses después de separarse de la madre, intentó defenderse y que hubo ensañamiento: recibió 27 puñaladas y sufrió 41 erosiones.

Los peritos han ratificado este jueves el informe sobre la autopsia y levantamiento del cadáver del menor y han concluido que este sufrió y que intentó defenderse. «Sufrimiento y traumatismo», han resumido ante el jurado que juzga al padre del niño, que se enfrenta a la pena de la prisión permanente revisable, tal y como reclaman las acusaciones.

Los expertos han explicado que el cuerpo sin vida del niño presentaba un total de 27 heridas causadas por un cuchillo, de las que 18 se produjeron en el cuello, y 41 erosiones. La puñalada mortal fue la que le atravesó la arteria carótida.

Al respecto, un miembro del jurado ha preguntado a los testigos por el tiempo necesario por el acusado para causar las heridas al menor y, en concreto, se han interesado por si pudo alargarse más allá de un minuto, a lo que los forenses han dicho que no se puede concretar ya que han indicado que las puñaladas pudieron tener lugar en segundos pero, ante un forcejeo, se podría haber alargado el tiempo. Sobre las erosiones, la mayoría se produjeron «en principio» mientras el niño intentaba defenderse. «Intentó evitar o sacarse el cuchillo», han dicho.

Los expertos también han señalado que la mayoría de las heridas causadas al niño son compatibles con un ataque por la espalda aunque también hay otras en las que se puede deducir que el agresor estaba encima de la víctima, como una que presentaba en el tórax.

"es algo atípico"

Preguntados por si hay algo que les llamara la atención al practicar la autopsia, uno de los forenses ha respondido: «En la sala de autopsias no solemos encontrarnos cuadros con esta intensidad de traumatismos. Es algo atípico por la cantidad de las heridas y por el hecho de que la víctima presentase todavía el arma clavada en el cuello», ha afirmado.

Por otro lado, en la sesión del juicio de este jueves también han declarado dos guardias civiles que participaron en la inspección ocular de la escena del crimen.

Uno de ellos ha manifestado que al llegar a la vivienda --sobre las 16.00 horas alertados por la madre-- se encontraron con botellas y garrafas de agua pero no vieron bebidas alcohólicas. También vieron que el teléfono móvil del niño estaba desbloqueado, con lo que lo pudieron manipular y vieron que había mandado un mensaje a su madre a las 14.04 horas en el que le decía: «Pots vindre a arreplegar-me?» --«¿Puedes venir a recogerme?»--. El acusado reconoció que permitió a su hijo descolgar el teléfono a la madre mientras lo mataba, sobre las 14.20 horas.

También ha descrito que en ese momento el padre iba vestido con un chándal, lleno de restos de sangre, pero tenía las manos y los brazos limpios. Tampoco vieron restos de sangre en el lavabo o en la pila de la cocina.

Por su parte, el otro guardia civil que ha comparecido ante el tribunal ha testificado que el acusado estaba en ese momento tembloroso, «como ido y con la mirada perdida»: «Yo creo que no estaba bebido. Cuando digo que estaba ido me refiero más a la posibilidad de que tomase algún tipo de pastilla», ha concretado. Durante la comparecencia de este agente se han exhibido al jurado algunas fotografías de la escena del crimen y algunos de ellos han mostrado malestar ante las mismas.