La ilustradora valenciana María Herreros realiza un homenaje a los abuelos y al suyo propio en la obra 'Un barbero en la guerra', una «oda a la paz y la vida sencilla» que parte de la experiencia real de su familia para abordar y «humanizar» un episodio histórico --la Guerra Civil-- que demasiadas veces se ha contado solo desde la óptica militar.
El libro, que publica Lumen, aporta una visión diferente sobre la contienda, «sin épicas y sin grandeza», a través de la visión humilde de un barbero y labrador, Domingo Evangelio Guaita, a quien su nieta dedica el volumen.
«El relato está compuesto por el diario de mi abuelo, las cartas que mandaba a mi abuela desde el frente y mis recuerdos como nieta. Creo que estas historias íntimas aportan la humanización de un conflicto del que hasta ahora solo se nos presentaba con épica y con el foco en los sucesos militares», reflexiona la autora en declaraciones a Europa Press.
Recuerda Herreros que cuando el diario llegó a sus manos, su abuelo ya no estaba y, de hecho, su madre se lo enseñó de manera casual, sin prever lo que iba a significar para ella «como nieta y como artista».
La ilustradora confiesa que durante años quiso hacer algo con su abuelo, pero su madre la disuadía esgrimiendo que él no quería rencores. «Pensé que debía respetar ese deseo». Tras varias intentonas, al fin, llegó un encuentro con la editora de Lumen, donde se fraguó de manera fortuita este libro.
«Yo ya me sentía preparada para meterme en el barro, pero todavía tenía que contárselo a mi madre. Su manera de darme permiso fue arrasadora: me dio cajas llenas de cartas de amor en las que descubrí a mi abuelo, el de la boina y la garrota, encarnado en un adolescente al que le habían dado un fusil cuando él solo quería darse besos con su novia bajo la parra. Así ha sucedido siempre y así sigue sucediendo. La historia de mi abuelo, aunque tan importante para mí, no es excepcional, es universal. Según terminaba este libro y hoy mismo miles de personas han sido masacradas en Gaza, más de la mitad, niños», asevera.
Preguntada por si cree que la ilustración y el cómic están consiguiendo despojarse de los prejuicios que los consideran lenguajes creativos encasillados, asegura son «un puente muy interesante para gente que no se acerca a otras disciplinas artísticas porque las sienten ajenas».
La cultura, "un derecho"
«El arte contemporáneo puede ser un mundo muy snob, en cambio la ilustración y el cómic pueden tratar cualquier tema, por profundo o elevado que este sea, de una manera más cercana. Al final se trata de que le llegue cultura a todo el mundo, es un derecho», subraya.
Y sobre las razones por las que la memoria sobre parte de la historia española sigue generando aún tanta polémica, la autora comenta: «Cuando una persona tiene un trauma y va a terapia no le dicen 'olvida el tema, no muevas polémicas'. Le dicen, 'hablemos de ello'. Como país se vivió un trauma colectivo y para sanarlo hay que hablar. Creo que algunos sectores se ponen mucho a la defensiva porque no esperan que el tema esté tratado sin rencores o culpas, pero en mi caso así es, porque mi abuelo así lo quiso, y yo lo he respetado».
María Herreros (València, 1983) es licenciada en Bellas Artes por la Universitat Politècnica de València. Sus proyectos abarcan la ilustración, el muralismo y el cómic y ha expuesto sus obras en galerías de Barcelona, Madrid, Berlín, Hong Kong, Los Ángeles, Nueva York o Seúl.
En el catálogo Taschen de 2019 se la menciona como una de las cien ilustradoras más influyentes del mundo y es la autora de títulos como 'Marilyn tenía once dedos en los pies' (2016), la biografía ilustrada Georgia O'Keeffe (2021); 'Historia de una niña con pánico a ser mujer' (2023) y, junto con Màxim Huerta, de 'Paris sera toujours Paris' (2018) y 'Viva la dolce vita' (2019).
También ha ilustrado 'Nosotras. Historias de mujeres y algo más', de Rosa Montero (2018), y 'Mi vida es un poema', de Javier García (2018).
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