La novela, tal y como ha explicado Aramburu en una entrevista con Europa Press, no trata tanto de este suceso a la manera de reportaje, sino que se centra en la superación de sus respectivos duelos por parte de sus tres principales protagonistas, todos ellos personajes de ficción, los dos padres y el abuelo del niño fallecido.
En este sentido, Aramburu reconoce que la muerte está en el centro de esta obra, una muerte a la que el autor vasco dice «no darle muchas vueltas» ni que sea algo que le cause «angustia». «Soy plenamente consciente de nuestra condición pasajera y esto lo tengo perfectamente asumido, conozco desde niño en qué consiste el juego», ha afirmado.
En 'El niño', el escritor retrata también el modo de vida de una clase trabajadora de los años 80 que «poco tiene que ver» con la España actual. «Se mantiene el nombre de las personas, las ciudades... pero lo que son los hábitos, las costumbres o la legislación... ha cambiado todo tanto, que si una persona que hubiera vivido entonces resucitara, no entendería nada», ha apuntado.
De hecho, cree que esa España de hace cuatro décadas estaba todavía saliendo del «blanco y negro» y que la evolución en este tiempo ha sido «positiva», puesto que se han conseguido muchos logros sociales --«en especial, para las mujeres», ha remarcado- pese a que «no falten los problemas».
La pérdida de un hijo
Aramburu todavía recuerda dónde estaba cuando en la radio del piso de estudiante que ocupaba interrumpieron la emisión para informar de que «algo grave había ocurrido en un pueblo de Bizkaia», en alusión a esa explosión de gas en la escuela Marcelino Ugalde de Ortuella que ocurrió el 23 de octubre de 1980.
El escritor considera que este suceso le interpelaba «de una manera muy fuerte», no solo por el interés literario, sino también desde un punto de vista «emocional» ya que él desempeñó durante años la docencia con escolares de la edad de los niños que perecieron en aquel suceso.
En la hoja promocional que acompaña la novela, Aramburu afirma haber perdido la cuenta de las veces que dio vueltas a la idea de abordar aquel terrible suceso con ayuda de la literatura.
«El género de la novela me ofreció finalmente una forma de llevar a cabo el proyecto, siempre desde un respeto que constituyese un homenaje a las personas afectadas. Lo que he hecho ha sido reflejar aquel infortunio colectivo en un puñado de personajes. Cada uno de ellos lo vive a su manera. Cada uno desarrolla su particular estrategia vital para superarlo, si es que tal cosa es posible» ha detallado.
Además, en su relato «están implicados también aspectos de los que no estoy exento, puesto que nunca he conocido a mis abuelos y aquí hay un personaje que, de alguna manera, he usado para llenar ese hueco». Todo este eje argumental se completa con la historia que habla sobre lo que supone la pérdida de un hijo, «algo inconcebible y un temor» que Aramburu confiesa que él también tendrá como padre «el resto de la vida».
Por su parte, Aramburu se ha mostrado «muy agradecido» a la vida, pese a que la suya «ha tenido también su ración de palos» y no desconoce «ni el dolor ni otra serie de problemas». «Pero así y todo, me alegro de haber nacido, sé que esto se acabará y les deseo lo mejor a los que sobrevivan y vengan después: esa es mi filosofía», ha señalado.
En esta misma línea, ha ironizado con que en los últimos días de su vida tuviese un «brote histérico o una ilusión trascendental» que le hiciera cambiar de esta filosofía «casi estoica». «Me decepcionaría mucho a mí mismo si en el último momento tuviera una ilusión de creer que tengo garantizado un sillón en un presunto paraíso», ha bromeado.
'El niño' es la cuarta entrega de la serie de relatos agrupados como 'Gentes vascas', tras 'Los peces de la amargura', 'Años lentos' e 'Hijos de la fábula'.
El acto en la Sociedad Filarmónica de Bilbao dará comienzo a las 19.30 horas y con el autor donostiarra conversará el periodista cultural César Coca.
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