Así lo ha explicado en una entrevista a Europa Press, en la que ha explicado que la unidad se creó en 2008 y actualmente está formada por 19 agentes, aunque hay otras unidades de investigación en toda Catalunya que también son competentes con este delito.
Moreno ha explicado que esta unidad «protege sobre todo la dignidad de la persona», y que las víctimas normalmente son personas vulnerables, que no saben pedir ayuda, no conocen el idioma, están amenazadas y en deuda con las organizaciones criminales y tienen un gran estado de necesidad, en sus palabras.
Detección policial
Para detectar si alguien es víctima se tienen que dar varias acciones: captación --para convencerla de que se vaya de su país y prometerle «una vida mejor»--, traslado --de manera ilegal y que no cumple las normas administrativas--; acogida --donde las organizaciones criminales les explican el trabajo que realizarán--, y la fase de explotación.
La explotación se puede producir de cinco formas: sexual, laboral, para hacer actividades delictivas, matrimonios forzados, y tráfico de órganos, aunque de este último «no se conocen casos en Catalunya» actualmente.
Varios tipos de explotación
Moreno ha explicado algunos casos de explotación sexual, como la prostitución, donde «dentro de lo malo que hay, la víctima tiene la posibilidad de interactuar con gente y tener la suerte de que alguien la pueda ayudar».
Sobre la explotación laboral, ha detallado que pueden ser en forma de talleres clandestinos de ropa, mendicidad en las calles o trabajar muchas horas en supermercados que están abiertos las 24 horas del día.
La explotación para hacer actividades delictivas engloba las personas que están «obligadas» a robar en el Metro de Barcelona o las que se encargan de cuidar las plantaciones de marihuana, un fenómeno que ha aumentado en Catalunya en los últimos años.
Sobre los matrimonios forzados, Moreno ha garantizado que es el delito más fácil de entender y el más difícil de demostrar, porque los agentes necesitan que la víctima explique su situación y es la explotación más perversa: «Las víctimas están totalmente solas y muchas veces aisladas en una casa».
Formaciones dentro de los mossos
Cuando se inició esta unidad, los agentes recibieron formación, y actualmente se hacen imparten dos disciplinas de tráfico de seres humanos para poder enseñar a los agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana: «Ellos tienen muchísima información e interactúan con la ciudadanía. Pueden ayudarnos a detectar a muchas víctimas».
Además, Moreno ha explicado que tienen muchas herramientas y formas de trabajar distintas para «ir a buscar víctimas», y que, cuando las detectan, les hacen una entrevista para ver si hay indicios de captación o transporte para descartar una inmigración clandestina y confirmar que han sido víctimas de tráfico.
En caso de que lo sea, contactan con varias ONGs para que den a las víctimas el servicio social que la policía no puede darles, como recursos habitacionales, manutención o aprendizaje del idioma.
«Tenemos que hacer un trabajo muy sutil. Tenemos que ganarnos su confianza. Muchas veces hablamos con una víctima y les dejamos una tarjeta con nuestro teléfono por si necesitan algo, o les decimos que en dos semanas volveremos a pasar, por si en unos días quieren hablar. Alguna vez sale bien, muchas no, temen por su vida y la vida de sus familiares porque están amenazados», ha lamentado.
Ayuda ciudadana
El subinspector ha remarcado la importancia de la ayuda ciudadana para detectar estos casos: «Cuando se detecta algo que no es vida normal, cuando se ven cosas extrañas, tenemos que animar a la sociedad para que si ven algo extraño, llamen a la policía».
Sobre los casos de explotación laboral en forma de mendicidad, ha relatado que muchas veces las víctimas de la misma organización criminal piden limosna con el cartel escrito con la misma letra, o para detectar víctimas que trabajan muchas horas en el mismo supermercado, «un indicio es si siempre está la misma persona en el local y si lleva la misma ropa siempre».
Pandemia mundial
Moreno ha explicado que, durante la pandemia mundial del Covid-19, el tráfico de seres humanos seguía funcionando, como en el caso de la explotación sexual.
«Antes los consumidores de prostitución tenían que ir a clubs o por la calle te daban flyers. Desde la pandemia es todo por internet. En lugar de prostíbulos, la explotación sexual se hace en pisos. Han escondido a estas mujeres donde la policía no puede acceder y, además, no tienen que pagar alquiler ni exponen a las mujeres en las carreteras», ha expresado.
Cooperación e investigación internacional
El subinspector ha reiterado que esta unidad trabaja en coordinación con otras policías nacionales e internacionales, ya que muchas víctimas son captadas fuera de Catalunya y de Europa, una colaboración que «funciona muy bien».
«Lo que tenemos que conseguir es la confianza de las víctimas y que la investigación no revictimice a las mujeres y a los hombres, porque una mala experiencia les puede costar la vida a ellos o a su familia. Nuestro éxito real es salvar a las víctimas y que los miembros de las organizaciones criminales acaben en prisión», ha zanjado Moreno.
Investigaciones de 2022 a 2024
Durante el 2022 esta unidad hizo una investigación de explotación laboral y una de actividades delictivas, y se detuvo a 12 personas --10 hombres y 2 mujeres-- y se liberó a 10 hombres y a tres mujeres.
En 2023 hubo tres investigaciones de explotación sexual y una de actividades delictivas, y se detuvo a siete personas --cinco hombres y dos mujeres-- y se liberó a ocho mujeres.
En cambio, durante este año ha habido dos investigaciones de explotación sexual y una de explotación laboral y se ha detenido a nueve hombres y seis mujeres y se ha liberado a seis hombres y 15 mujeres.
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