En declaraciones a los medios de comunicación antes de la reunión del órgano, Blasco ha explicado que el Consejo, creado en la pasada legislatura pero que quedó bloqueado por la pandemia, tiene como objetivo analizar la gobernanza entre varios factores y entre un poco todos los actores de la sociedad aragonesa en la lucha contra el cambio climático. «Es mi intención como consejero darle actividad», ha insistido.
Según el consejero, Aragón ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero un 15% desde 1990, si bien ha matizado que «las emisiones tienen altibajos en función de la actividad económica». «Lo importante es que nos queda muchísimo por hacer, tanto en transporte, que es donde más contamina la sociedad aragonesa, como en ganadería e industria», ha afirmado.
Asimismo, ha destacado que el Consejo Aragonés por el Clima también abordará la Estrategia Aragonesa de Cambio Climático, aprobada en la pasada legislatura pero que «tampoco arrancó», así como el plan de reforestación de Aragón, que prevé plantar dos millones de árboles en esta legislatura para absorber CO2.
Reuniones cada seis meses
«La idea es, como dicen sus estatutos, reunirlo cada seis meses para que vayamos avanzando en sus objetivos», ha concluido el consejero, quien ha señalado que el primer encuentro servirá para renovar los cargos y analizar la normativa europea y española en materia de cambio climático.
El objetivo es dinamizar este consejo asesor, con reuniones cada seis meses, para abordar la evolución de las emisiones y trabajar para que cada vez haya menos contaminación en Aragón.
Blasco ha asegurado que «Aragón está haciendo los deberes», pero que hay que trabajar en materia de economía circular o de transporte, en lo que «vamos más lentos porque los vehículos eléctricos no terminan de arrancar de manera masiva». De cualquier modo, el consejero ha considerado que «vamos bien» en el cumplimiento de los objetivos.
En todo caso, este es el primer consejo en la presente legislatura, por lo que lo primero será renovar los cargos derivados de la renovación de las propias instituciones representadas.
El segundo punto será repasar la normativa europea y la española y, en su caso, la modificación de la Estrategia Aragonesa de Cambio Climático.
Desde su creación en 2019, este órgano se ha reunido dos veces: una en 2019 para formalizar su constitución y otra en 2020. La Dirección General de Educación Ambiental quiere ahora impulsar este organismo con una serie de propuestas para que el consejo adquiera el protagonismo que se espera de un órgano de estas características y que pasan por configurarse por un órgano asesor en materia de energía, economía circular, residuos y cualquier medida que tenga que ver con el cambio climático.
Para ello, Educación Ambiental redactará un plan estratégico a cuatro años y creará una comisión de trabajo para preparar los contenidos del Observatorio Climático de Aragón, una de las funciones que el consejo tiene encomendadas.
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