El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha mandado este domingo «todo el ánimo y apoyo» a la jugadora española de bádminton Carolina Marín, después de su lesión durante las semifinales olímpicas.
«Para nosotros eres la campeona», ha asegurado el regidor madrileño en su cuenta personal de la red social X, donde también ha esperado una «pronta recuperación» a la deportista.
La jugadora española se ha lesionado durante su partido de semifinales de los Juegos Olímpicos de París ante la china He Bing Jiao y ha tenido que retirarse del torneo, todo en un partido que dominaba (21-14, 10-6) y en el que la rodilla volvió a despertar sus pesadillas.
Después de ganar 21-14 el primer set y cuando se imponía a la asiática por 10-6 en el segundo, la onubense, cuarta del ranking mundial, se fue al suelo llevándose la mano a la rodilla. Fue atendida y se enfundó una rodillera para seguir el partido, pero después de disputar y perder dos puntos más ante Jiao, no pudo continuar. Entre lágrimas, abandonó la pista principal del pabellón Porte de la Chapelle.
Ahora, Jiao, número seis del mundo, buscará el título olímpico ante la surcoreana An Se Young, que en la otra semifinal doblegó a la indonesia Gregoria Mariska Tunjung (11-21, 21-13, 21-16).
Solo la lesión ha conseguido tumbar a la española, tricampeona del mundo y heptacampeona de Europa, después de un torneo perfecto en el que ganó todos los partidos y en el que aspiraba a conseguir su segundo oro después del logrado en Río 2016. Otra lesión de rodilla la privó de disputar los Juegos de Tokyo 2020, y la mala fortuna la ha apeado del podio en París.
En el pabellón Porte de La Chapelle de la capital francesa, Marín y la jugadora asiática protagonizaron un comienzo parejo, con la española llevando la iniciativa. Cuatro puntos consecutivos permitieron a la tricampeona mundial y heptacampeona de Europa hacerse con la primera renta reseñable antes del intermedio del primer set (10-6).
Arrancó con solvencia la segunda (3-0) y, en el ecuador, ya parecía encarrilar el triunfo final (10-6). Fue entonces cuando revivió la peor de sus pesadillas: la rodilla le falló. Marín, que atravesó dos duras lesiones en esa articulación, una en cada pierna, supo en ese mismo momento que se acababa su sueño.
Aun así, se marchó al banquillo para ponerse una rodillera, con la esperanza de que lo sucedido se quedase solo en un susto. Sin embargo, todo había cambiado. Disputó dos puntos más, pero sus movimientos en pista hacían presagiar lo peor. Tras perder el segundo de ellos, rompió a llorar desconsoladamente y se dejó caer sobre la pista, apoyada por su entrenador, Fernando Rivas.
Rechazó la silla de ruedas que le ofrecieron para abandonar la pista, y se marchó pidiendo perdón a los españoles presentes en el La Chapelle, que lloraron con ella. El destino volvió a ser cruel con la española, que se queda sin medalla en un campeonato en el que fue, sin duda, la mejor.
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