La consejera de Empleo, Empresas y Trabajadores Autónomos de la Junta de Andalucía, Rocío Blanco, durante la entrevista concedida a Europa Press. | María José López - Europa Press

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La consejera de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo, Rocío Blanco, valora las oportunidades que presenta el uso de la inteligencia artificial (IA) para el tejido productivo andaluz, especialmente por su capacidad para agilizar los procesos. «Nosotros desde la Consejería ya trabajamos con la IA para la automatización y robotización de procesos», ha subrayado.

En una entrevista concedida a Europa Press, la consejera ha recordado que ya en la pasada legislatura empezaron a usar la inteligencia artificial para la gestión de las ayudas. «Ayudas que se estaba eternizando en otra época, que tardaban diez años en tramitarse, nosotros lo hacíamos en uno o dos meses como mucho para que llegaran al tejido productivo de manera efectiva cuando se necesitara», ha explicado.

Además, ha apuntado que el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) también está empezando a utilizar esta nueva herramienta dentro de su modelo de gestión integral. «Se trata de una transformación del servicio público de empleo, un abordaje integral de la orientación, la intervención y haciéndolo con sistemas de analítica avanzada», ha detallado.

«Lo que hacemos es que ponemos a la persona en el centro de la orientación y estamos trabajando en un modelo que somos capaces de determinar qué profesiones se están generando en un entorno determinado, en un entorno geográfico determinado y en un periodo de tiempo determinado», ha explicado la consejera para afirmar que así pueden recomendar «tanto ocupaciones como formación, reclasificación profesional o movilidad geográfica a los demandantes de empleo».

De igual manera, ha señalado que, gracias a la IA, los demandantes de empleo pueden adelantarse «a lo que necesitan las empresas», «ver qué perfiles profesionales van a necesitar la empresa». Con toda esta información, el SAE realiza un modelo a corto, medio y largo plazo y «adelantarnos y prescribir lo que va a necesitar el tejido productivo».

Este proceso, según ha precisado, se está testando en diez oficinas y «hay cien técnicos» a cargo de este proceso para conseguir el fin último que es «intentar ser mucho más útiles al sector y pasar a contar con un SAE que realmente dé un servicio útil a los trabajadores desempleados o ocupados que quieran mejorar su situación laboral y también para las empresas».