La actuación ha sido desarrollada por agentes del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Local de Linares, según ha informado este martes el CNP, desde el que se ha explicado que el hombre fue visto en las inmediaciones de zonas conocidas por ser puntos negros de venta de sustancias estupefacientes.
A partir de ese momento, comenzó una «larga y dificultosa investigación» motivada por las medidas de seguridad que el investigado tomaba en sus movimientos diarios. El día que se produjo la detención, los agentes interceptaron el vehículo cuando se disponía a adentrarse en la Barriada de Arrayanes, tras observar la conducción «extraña e indecisa».
El arrestado respondía, además, de forma incoherente y con exceso estado de nerviosismo a las preguntas formuladas por los agentes. En un primer cacheo superficial, encontraron dos móviles de alta gama y 1.000 euros en efectivo, por los que los agentes decidieron trasladarlo junto con su vehículo a dependencias policiales al objeto de realizar las comprobaciones pertinentes de una forma más exhaustiva así como una completa requisa del vehículo, al sospechar que pudiera esconder droga en su interior.
El maletero albergaba una caleta, es decir, un habitáculo con la misma profundidad del maletero, para lo que habían modificado estructuralmente el mismo.
Los agentes solicitaron la presencia de la Unidad de Guías Caninos especializados en la búsqueda y detección de sustancias estupefacientes del puesto de la Guardia Civil de Bailén cuando observaron un cable que provenía de la parte baja del maletero.
La labor del can confirmó el extremo anterior, por lo que tras realizar de forma más minuciosa el registro del coche, los investigadores se percataron de que la chapa del maletero estaba manipulada y presentaba ciertas modificaciones estructurales.
La abrieron y localizaron bajo la chapa un habitáculo, conocido en el argot policial como caleta, con la misma profundidad del maletero, observando en su interior tres paquetes envueltos en plástico. Contenían una sustancia rocosa de color blanco que, tras hacerle la prueba del Narcotest, dieron positivo en cocaína.
La sustancia intervenida arrojó un peso total de 3,355 kilogramos. Una vez distribuida al consumidor final, podría haber alcanzado un valor en el mercado de más de 200.000 euros. La autoridad judicial decretó su inmediato ingreso en prisión.
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