«La mejor experiencia de mi vida». Ese es el sentimiento mayoritario de un grupo de jóvenes voluntarios que han participado recientemente en varios proyectos de cooperación internacional con las ayudas del Instituto Aragonés de la Juventud.
«Estoy muy agradecida de haber conseguido una beca que me ha permitido conocer otras realidades. Recomiendo y animo a que quienes estén interesados en proyectos de cooperación internacional aprovechen esta oportunidad que brinda el Instituto Aragonés de la Juventud».
Así define su experiencia Marina Fiz, una joven aragonesa que acaba de volver de Potosí (Bolivia), tras una estancia de un mes y medio en la que ha formado parte de un equipo de apoyo educativo en las escuelas con el fin de incentivar a que los niños «que ya trabajaban» -apunta la joven-, no dejaran sus estudios.
La de Fiz es solo una de las 32 historias de otros tantos aragoneses que lograron una de becas que el IAJ destina cada año a jóvenes de entre 18 y 35 años con la finalidad de fomentar la cultura de la paz y la defensa de los derechos humanos en la población joven a través de la participación en programas de voluntariado en el ámbito de la cooperación internacional en países en desarrollo, independientemente de la capacidad económica de los jóvenes voluntarios.
«Desde del Instituto Aragonés de la Juventud creemos que hay que apoyar y animar a que todos aquellos que estén interesados en vivir una experiencia así se informen. Colaborar y participar en proyectos como estos hace crecer como persona y permite conocer otras realidades, son experiencias que recuerdas toda la vida», ha comentado la Cristina Navarro, directora gerente del IAJ.
Es el caso de la vivida por Alicia Alonso, que acaba de volver de Ecuador. Esta joven aragonesa ha formado parte de un proyecto de la Federación de Mujeres de Sucumbío. «Es fundamental conocer qué ocurre en otras partes del mundo y gracias a esta beca he podido conseguirlo. Sientes que estás aportando tu granito de arena. En definitiva, ha sido muy enriquecedor», ha asegurado la joven.
Para optar a estas ayudas, los candidatos debían participar ya como voluntarios en un proyecto de una entidad sin ánimo de lucro de cooperación para el desarrollo, tener formación o experiencia como voluntario en materia de cooperación internacional, y acreditar el conocimiento del idioma necesario.
La cuantía de las mismas ascendía a un máximo de 2.500 euros, disponiendo el IAJ de un presupuesto de 40.000 euros para financiar estas becas, que han contado con un exitoso resultado.«Fomentar que la gente joven participe en proyectos de cooperación es fundamental para construir en un futuro una sociedad más empática e implicada», ha concluido Navarro.
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