La Diputación foral de Bizkaia ha iniciado la renovación del Centro de Control de Movilidad (MKZ), en la que invertirá 2,70 millones de euros con el objetivo de remodelar las actuales instalaciones y ampliarlas con un nuevo edificio anexo de más de 440 metros cuadrados. Entre sus novedades, el centro contará con una sala de crisis para dar «respuesta ágil y coordinada» a incidentes importantes «focalizados en el tema viario».
El proyecto ha sido presentado este jueves por el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, Carlos Alzaga, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno semanal. Según ha explicado, se va a acometer una «profunda» renovación del centro de control, con el fin de mejorar la eficacia en la atención de las «crecientes demandas» de las infraestructuras de Bizkaia, «optimizando la capacidad y sostenibilidad del centro y reforzando su compromiso con la operatividad y el medio ambiente».
En palabras del diputado, el proyecto, que se ha iniciado este mes de noviembre con un plazo de ejecución estimado de 18 meses, reafirma el compromiso foral para «garantizar que las infraestructuras y los sistemas de control de carreteras estén equipados para los desafíos futuros, posicionando a Bizkaia como referente en innovación y sostenibilidad en el ámbito de la gestión de movilidad y seguridad en carreteras».
Desde el centro de control de Malmasín, la Diputación realiza la gestión de la red viaria y sus túneles a excepción de las vía de peajes que gestiona Interbiak, de manera que se supervisa en tiempo real la red sensorizada y los túneles y se gestionan los incidentes en la totalidad de la red mediante la interconexión con SOS Deiak y las áreas de conservación integral y la información en tiempo real del estado de la red mediante la herramienta Bizkaimove.
En función de los datos que ha aportado Carlos Alzaga, este centro recopila a lo largo del día más de cinco millones de datos y, en los últimos cinco años, ha gestionado 47.941 incidencias. En el caso de los túneles integra 66.646 señales de sensores y actuadores y ha gestionado en los últimos cinco años 1,3 millones de alarmas.
El edificio actual se construyó en 1973 y se ha ido adaptando durante estos años para «enfrentar las crecientes exigencias» de la red de carreteras y de Bizkaia.
La reforma integral que se acomete ahora, según ha explicado el diputado, permitirá responder «con mayor eficiencia» a la gestión de los nuevos proyectos que se están desarrollando o están previstos en el medio plazo, como la remodelación de los túneles de La Avanzada y Artaza, la Variante de Markina, que incluye un nuevo túnel, y las mejoras en las infraestructuras de la BI-636 y Bi-30.
Nueva sala de control y sala de crisis
Entre las principales actuaciones comprendidas en el proyecto, se incluye la creación en el nuevo edificio anexo de una sala de control de doble altura y en la que se va a pasar de tener 20 pantallas para controlar la red viaria a 32 pantallas con tecnología led, lo que permitirá una supervisión «más detallada y efectiva».
Además, se va a habilitar una sala de crisis «preparada para dar respuesta ágil y coordinada a los incidentes importantes que pudieran registrarse», algo de lo que no disponía el MKZ hasta ahora. Desde allí se atenderán «eventos muy focalizados en el tema viario» como nevadas o accidentes en los que hay «un derrame importante» de hidrocarburos, con el fin de adoptar las medidas necesarias, ha explicado Alzaga.
Por otro lado, también se van a mejorar las áreas de oficina, que pasarán de 15 a 24 estaciones de trabajo y se ampliarán y modernizarán talleres, vestuarios y áreas de descanso.
En total, el proyecto abarca una extensión de 1.044,61 m2, con un incremento de 444,17 m2 respecto al edificio actual, y también optimizará los flujos internos y permitirá que todas las plantas tengan acceso directo al exterior.
Según ha destacado el diputado, la fachada y la cubierta del edificio se van a renovar completamente «implementando una envolvente de madera» que permitirá la mejora del aislamiento térmico y la reducción de huella de carbono en fabricación y consumos. Asimismo, se instalarán 28 paneles fotovoltaicos en la cubierta para aportar energía renovable para abastecer el centro.
Estas medidas, junto con los equipos de climatización «de alta eficiencia» y estrategias pasivas como la protección de voladizos o las alturas cenitales en diente de sierra para evitar deslumbramientos en las pantallas de la sala de control, permitirán obtener la certificación energética A, ha precisado la Diputación.
En esta línea, el diputado de Infraestructuras ha avanzado que las medidas de sostenibilidad que se van a adoptar suponen reducir la huella de carbono en el centro en una proporción equivalente a la plantación de 246 árboles.
Según ha precisado, durante la realización de las obras, «las funcionalidades del sistema se van a mantener al 100%» y, por tanto, «en ningún momento va a haber un corte de servicio».
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