Las tradicionales castañeras emergen por las calles de la capital cuando las fechas navideñas asoman y dan paso a un nuevo invierno tardío, enmarcado en el cambio climático donde las bajas temperaturas se hacen esperar, pero lo hacen cada año con menos de un centenar de puestos repartidos por todo Madrid.
A 2,5 euros sale el cucurucho de media docena de castañas asadas en cualquiera de estos puestos, autorizados por el Ayuntamiento de la capital, una tradición que calienta el cuerpo en días de frío o que simplemente apetece, y una opción para los bolsillos. Llevarse a casa un kilo de castañas cuesta hoy 2,99 euros en una frutería de barrio o hasta 3,25 por 500 gramos en una gran superficie comercial.
Si las luces navideñas --encendidas en Madrid coincidiendo con el Black Friday-- suponen el inicio oficial de las fiestas, lo cierto es que estas llegan un poco antes, con la música de Cortylandia, las colas kilométricas en busca del oro de Doña Manolita y, por supuesto, con el olor inconfundible a castaña asada.
Quizás no sean los mejores tiempos para los braseros de las castañeras, que tienen que plantar cara a un invierno que no acaba de llegar hasta bien entrado el mes, responsabilidad de la emergencia climática, pero los puestos se mantienen, casi inalterables, año tras año.
Centro, el distrito con más puestos
El distrito Centro se lleva la palma, con nueve de ellos. Eso sí, el año que viene no habrá castañas asadas frente al número 1 de la glorieta de Puerta de Toledo, puesto que desaparecerá según el listado de situados autorizados por el Ayuntamiento de Madrid.
Detrás de Centro se encuentra Chamartín con sus siete puestos de castañas, desde el 214 del Paseo de la Castellana hasta el de la plaza de la República Dominicana o el de Sagrados Corazones, entre el paseo de la Habana y la calle Padre Damián.
También hay distritos que aunque vendan otros productos en la calle no es el caso de las castañas, por ejemplo, Carabanchel, cuna del patrón de la ciudad, San Isidro, punto de encuentro de chulapos y chulapas entre parpusas y mantones pero sin una tradición tan madrileña como la de las castañeras.
El Ayuntamiento de Madrid es la Administración que da luz verde a las autorizaciones de los puestos, enmarcadas en la ordenanza reguladora de la venta ambulante, autorizaciones que pueden ser temporales, desde el 1 de noviembre hasta el 1 de mayo, o anuales. La misma autorización es la que permite no sólo vender castañas sino complementar las ventas invernales con otros productos para llegar a más consumidores, como mazorcas de maíz y batatas asadas.
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