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La ceramista Amy Husten, que expone por primera vez en España en la galería Bearn de Palma, donde estos días se pueden ver sus piezas, es una artista un tanto atípica. De la populosa y «dura» Nueva York viajó a Palma y, durante dos años, abandonó temporalmente su trabajo como director de finanzas del Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York para vivir con más calma en la Isla y dedicarse a lo que entonces era su hobby favorito, la cerámica.

Tras dos años en la Isla, de donde se tuvo que ir éste que ya finaliza para recuperar su puesto de trabajo en el museo, quedó mucho aprendizaje y el comienzo de una nueva carrera, esta vez en el mundo del arte. Amy se ha convertido en ceramista vocacional. Pretende que el arte llegue a ser su profesión y el Guggenheim su hobby. «Sé que será un proceso lento, pero estoy muy animada y creo que podré conseguirlo. Tengo una vida aquí, en Mallorca, aunque haya vuelto a Nueva York. La Isla es un lugar ideal para hacer cerámica por su temperatura, colores, texturas. Ahora, para mí, es difícil hacer cerámica en Nueva York porque mis raíces para el trabajo artístico están aquí». En cuanto a la exposición de la sala Bearn, Amy cuenta: «Creo que todavía estoy buscando una voz, un estilo.