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«Esta noche vendré armado al teatro». Así de contundente se mostraba ayer el escritor catalán Quim Monzó horas antes de asistir en el Cafè Teatre Sans a la representación de la obra teatral «La selva monzònica», basada en textos suyos. Evidentemente, era una broma. «Cuando veo obras de teatro o películas basadas en mi obra me siento como si no fueran mías», explicó ayer el autor. Y añadió: «Me sirve para aprender a conocerme, a observarme con distancia. Aunque en ocasiones veo cosas que me sorprenden. 'El perquè de tot plegat' es un libro dramático y la gente, en el teatro, se ríe. No lo entiendo».

El escritor se mostró contrario a las etiquetas, aunque afirmó que «de las muchas tonterías que dicen los críticos, el término alegórico respecto a mi obra es el más acertado que he oído». Monzó se dijo que le divertía mucho participar en programas de radio o televisión y rechazó de firme las críticas. «Hay un cierto sector papanatista de la intelectualidad del país al que le parece muy mal que un escritor se ensucie las manos con la televisión o la radio. Es una tontería», dijo.

«Uno de los grandes pecados de los escritores es vender libros. Eso no lo perdonan. Para muchos, popular significa banal. Si la vida de uno ha de limitarse a obtener el beneplácito de una élite cultural que es simplista y banal, es muy fotut. Es mejor tener el de la gente de la calle», declaró.

Monzó habló también de la situación de la lengua. Se mostró optimista por el futuro de la literatura, aunque no respecto a la situación del catalán: «Gente que escriba en catalán hay mucha, lo que no tengo claro es que exista país. Nuestra lengua se va diluyendo lentamente en el castellano», afirmó. Aseguró que si volviera a empezar «me replantearía si escribir en castellano, porque un escritor ha de estar en contacto con la lengua y cuando vas a un bar de Barcelona, sólo oyes hablar castellano. Lo mismo ocurre en Palma». Pese a todo, declaró no querer hablar más de este tema: «Estoy cansado de hacer de apóstol. ¡Que se acabe el catalán! Aunque es muy doloroso», dijo.

Quim Monzó es hoy uno de los grandes autores catalanes vivos. De hecho, un estudio reciente lo califica como el escritor más importante de los años 80 y 90 "«esto me halaga, pero no me lo acabo de creer del todo»". Tampoco cree haber creado un estilo ya que, como asegura, «ya existía antes de mí, aunque todavía no se habían dado cuenta».

Sobre la literatura que se hace en Mallorca, aseguró que siente un profundo interés por la obra de escritores como Miquel Àngel Riera, en especial sus relatos, y Biel Galmés.