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ANDREU GOMILA Si sus hijos o hijas "hermanos, alumnos, sobrinos..." se muestran inquietos, pintan enloquecidos en todas partes o recitan poemas de Rimbaud a la tierna edad de ocho años, los centros y fundaciones culturales de Mallorca ofrecen una buena terapia para encauzar las inquietudes creativas de los zagales. Música, poesía, artes plásticas e, incluso, ciencia se hallan entre las paredes del Gran Hotel de la Caixa, el Museo Español de Arte Contemporáneo de la Fundació March o la Fundació Pilar i Joan Miró.

En este último centro, a través del programa «Inventa el teu propi personatge», que se desarrolla entre abril y marzo, los jóvenes de menos de doce años y más de cinco podrán descubrir los autorretratos de Joan Miró. La pintora Mònica Fuster les acompañará, durante dos horas, con una fotocopiadora. Y con ella mirarán de transformar su imagen a la vez que reconecerán su genio creativo junto con el del artista catalán.

La Fundació la Caixa diversifica mucho más su oferta. Además de las visitas escolares que suelen utilizar todos los museos para promocionar el arte entre ojos noveles, llevan a cabo otras propuestas. El Gran Hotel de Palma alberga cada sábado, también a las once y media, «Bocabadart»: una manera de acercar las exposiciones temporales y la muestra permanente a los mayores de ocho años y a sus padres. Se trata de que unos y otros se introduzcan en el arte de este siglo delegando sus miradas. Los adultos lo ven con ojos de niño y los jóvenes aprenden a apreciar cuadros y esculturas.

«Històries fotogràfiques» se dirige a los profesores para que sean ellos los que aproximen el arte de Cartier-Bresson, Sebastiao Salgado o Català Roca a sus pupilos. Allí, se imparten una serie de propuestas creativas que mezclan fotografía y palabras, instantáneas de palabras.