La arquitecta Neus García Iñesta adquirió la condición de académica
numeraria de la Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Sebastià al
leer ayer su discurso de ingreso, en la que abordó el carácter
mediterráneo de las construcciones mallorquinas.
La arquitecta alicantina recordó, en primer lugar, la figura del
fallecido arquitecto Gabriel Alomar, a quién sustituye en el
puesto, y a su difunto marido y compañero profesional Guillem
Oliver. Asistieron al acto, celebrado en la sede de las Academias,
numerosas personalidades del mundo de la cultura, aunque destacaron
por su ausencia las principales autoridades de Balears, que
excusaron previamente su presencia. El estrado estaba encabezado
por el arquitecto y presidente de la Academia, Antoni García Ruiz;
el secretario de ésta, Rafael Perelló Paradelo; y los académicos
Pere A. Serra, presidente del Grupo Serra; el delegado general de
la Caixa en Balears, Francesc Conrado de Villalonga; el escultor
Jaume Mir; y los pintores Coll Bardolet, Joan Bennàssar, Joan
Miralles y Ramon Canet, que le dio la replica. Otros asistentes
fueron el diputado del PP y ex-conseller, Francesc Fiol; el
restaurador José María Pardo; y el responsable de ARCA, Pere
Ollers.
Acompañaron a la arquitecta hacia el estrado Joan Miralles y el
pintor pollencí Joan Bennàssar. Iñesta tituló su discurso «La dansa
del clarobscur. Un idioma comú del Mediterrani», centrándose en las
particularidades de la arquitectura tradicional mallorquina y sus
relaciones con la de otros puntos de la cuenca mediterránea a
través de una larga y documentada perspectiva histórica, desde la
prehistoria hasta la dominación árabe, pasando por Roma. «Es bueno
intercambiar, aprender a integrar, pero es suicida para nuestra
identidad ignorar nuestros espacios, exteriores e interiores, a
plena luz, a plena sombra, espacios matizados en una sabia
combinación que todo el paso de los años y el paso de la
experiencia ha permitido que lleguen hasta nosotros como ámbitos
poéticos», aseguró Iñesta.
Esta sabia combinación de la arquitectura mediterránea entre la
luz y la sombra fue analizada con profusión: «Un juego que marca
más que nada nuestra personalidad medioambiental mediterránea de
coqueteo con el sol. Una historia de amor y de odio, a la que
nombramos danza del clarobscuro y que es una de las manifestaciones
más bellas de nuestro idioma común».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.